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Ver Cali. 10.12.2009

Sus lugares más interesantes están en su Centro, además del ambiente de Zoco del Magreb de sus pasajes comerciales y la sensualidad tropical y africana muchas de las mujeres que cruzan su Plaza Mayor, hoy de Caicedo. Concebida como un cuadrado, quedó fue con forma de rombo, como toda la traza inicial de la ciudad, y terminó de parque. Con el Palacio Nacional de Justicia, el viejo Hotel Europa, hoy edificio Otero, la Catedral Primada y el viejo Palacio Episcopal, es viva imagen de la Cali de antes de los Juegos Panamericanos de 1971.
          Pero son el muy colonial Real Convento de Nuestra Señora de las Mercedes Redención de los Cautivos, de los Mercedarios,  la vieja casona de tradición colonial que ocupa ahora el Palacio Arzobispal, el nuevo y moderno Banco de la República y el posmoderno edificio de la FES, hoy Centro Cultural de Cali, los que conforman la esquina mas caleña de Cali, centro de lo que quedo de su centro histórico. De antes y ahora, se prolonga hasta la casa “republicana” de la vieja Gobernación, hoy Proartes, y el moderno-historicista Teatro Municipal.
          Y a pocas cuadras, la nave de la iglesia vieja de San Francisco, hoy capilla de la Inmaculada,  y  su muy bella, intrigante y única Torre Mudéjar, y la gran iglesia nueva, que es como del Alto Renacimiento, siglos después, conforman la mas imponente fachada urbana de la ciudad, debida en buena parte a la intervención del maestro Luís Alberto Acuña para la celebración en 1936 de los 400 años de Cali. Al frente se levantan sin ningún pudor los 18 pisos de la nueva Gobernación del Departamento, conformándose una gran plaza posmoderna.
          Al cruzar el emblemático Puente Ortiz se ve La Ermita,  ya no mas de Nuestro Señor del Río, con ese imposible gótico tan nuestro, también de principios del XX. Mas adelante, al lado del animado Paseo Bolívar, asoman las “torres” del CAM,  en medio de una gran zona verde que termina en  el anexo del Conservatorio, unida al Centro por el puente España y el llamado, antes, de La Cervecería, construidos hacia 1936 también para los 400 años. Y cruzando el parque Uribe Uribe está el Puente Alfonso López, bello, solo y ya inútil.
          Aguas arriba del Rió Cali, el barrio de San Antonio mal que bien conserva su tradición colonial, vigilado desde lo alto por su capilla mudéjar, de finales del siglo XVIII, que mira el valle mas allá del Río Cauca, a veces hasta la cordillera Central. El Peñón, de principios del siglo XX, ya está muy transformado pero aun con su parque y su bonito puente. Y también está La Tertulia, en donde el río se enroscaba en el charco del burro, y finalmente el Parque del Acueducto,  sin duda el mas bello de Cali tal y como esta, y el mirador de Belalcázar.
          Esta parte de la ciudad, la mas vieja, abraza el cerro de Las tres cruces, que aun se pueden ver en medio de las antenas, y la otra, la mas reciente, está entre  Cristo Rey y el Cerro de la Bandera, al sur, con la Cordillera Occidental y sus esquivos y altos Farallones atrás; el resto son suburbios. Todo esto y mucho mas se puede descubrir desde ayer en Cali una nueva mirada, el libro de Raúl Fernández de Soto, promovido por la Fundación Cali Quinto Centenario. Una ciudad que se trasformó tanto que ya es otra; para bien y para mal.

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