La relación de la modernidad con la tradición en el territorio, la arquitectura y las ciudades, y desde el luego en muchos aspectos de la vida en estas, ha sido crucial para su presente y lo debería ser para su futuro si no se quiere seguir acabando con sus climas, paisajes y modos de vida y civismo. En este sentido en Colombia, y países vecinos, se deberían conocer y valorar críticamente sus tradiciones, muchas de las cuales las originaron los bereberes en Marruecos y a través de Al Ándalus llegaron al trópico Iberoamericano, en especial al sur occidente colombiano, como se ha insistido en esta columna, donde la influencia hispanomusulmana es palpable en cualquier casa colonial. En Marruecos no se ven demoliciones ni “viejas” casas abandonadas, y sistemáticamente las nuevas construcciones repiten los volúmenes cúbicos, alturas, cubiertas planas, paramentos, pequeños vanos, patios, vergeles y colores tradicionales, acercándose al falso histórico mas sin caer en el o, ...