Según datos recientes, Cali tiene más
buses, proporcionalmente, que Medellín o Bogotá; y sin duda mas taxis. Dicen
que más que Manhattan, pero aun cuando es una exageración, la realidad es que
hay muchos, sin contar los piratas. Y lo grave es que son taxis desocupados.
Carros amarillos de todas las marcas, tipos y estados que recorren las calles
uno detrás del otro, o parados haciendo fila en avenidas y calles,
entorpeciendo el transito, en sitios que sus conductores por su cuenta y
espontáneamente, cansados de manejar y desperdiciar gasolina, han vuelto
paraderos. Paraderos de taxis que se usan en muchas partes, pero que aquí no se
han dotado y reglamentado de manera que sean útiles al tiempo que no molesten.
Los propietarios de carros particulares, por su parte, insisten en tener los
mas grandes e ir con ellos a cualquier hora, cualquier día, hasta cualquier
parte y para cualquier cosa. Y montones de motocicletas ruidosas por todas
partes que son la mayor causa de muerte entre los jóvenes, pese a los cascos
(no es sino ver como son y como los llevan) y sus chalecos pese a que sin duda
los hacen más visibles. La ciudad está repleta de automotores ruidosos,
contaminantes y agresivos que arrinconan en sus calles a la gente. Cada vez hay
mas calzadas y puentes para vehículos pero menos semáforos y andenes para los
peatones, en los que, como si no bastara, se estacionan los carros y las motos.
Pero
a las autoridades, que poco lo son (no es sino ver como quedó en nada la idea
de restringir el tránsito de carros particulares en el centro) solo se les
ocurre hacer nuevos puentes. Innecesarios y mal diseñados (sin orejas y
retornos y con carriles que conducen a peligrosos espolones, además de que en
ninguno se piensa en los peatones), y mal construidos (no es sino ver como esta
quedando la Circunvalación), pero que serán cobrados por valorización a los propietarios
vecinos, que poco los usarán y que no serán beneficiados sino todo lo contrario
pues sus predios se desvalorizan por el ruido y la contaminación del aire. No
es sino ver en que quedaron los apartamentos cercanos a los puentes de la mal
llamada autopista.
Pero
como estas obras viales, además de mal pensadas ni siquiera se terminan a
tiempo (no es sino acordarse de que la Circunvalación iba a estar para
diciembre pasado), el hecho es que en unos años el transito en Cali va a
colapsar. Como ya pasó en Bogotá hace más de una década. Pero por supuesto aquí
no lo solucionaran los buses articulados, con vías exclusivas para ellos, pues,
aparte de que no hay donde ponerlos fácilmente, agravarían el problema del
transito al desplazar los buses actuales a otras vías como pasó en Bogotá...si
es que finalmente se imponen y se implementan.
Pero
lo que más preocupa y a lo que menos se le para bolas es a la manera como se
afectarían los estrechísimos andenes de la ciudad. No es sino ver en que quedo
la Avenida Caracas en Bogotá: sin árboles y con sus andenes reducidos a su
mínima expresión. La única manera de ampliarlos es, precisamente, quitando
carriles de circulación de automotores, como en la carrera 15 o la Avenida
Jiménez en Bogotá. O tomando los antejardines, como en la 85, y eliminando los
parqueaderos "exclusivos" improvisados en ellos.
Pero
lo que más sorprende es que una ciudad con un clima y unas distancias como las
de Cali, en la que a la mayoría de sus habitantes les toca caminar, tenga tan
poco interés por los andenes. No les preocupan ni siquiera a sus peatones, que
se resignan a caminar como puedan. Esta es una ciudad que insiste en ignorar
que por milenios las ciudades han sido primero que todo sus calles y sus
ciudadanos en ellas encontrándose mutuamente y a si mismos.
Solo
queda pensar en la ciudad que podría ser. Amplísimos, planos y continuos
andenes arbolados por los que en muchas partes se podría ir caminando o en
bicicleta a un eficiente, agradable y económico metro de superficie que iría de
Yumbo a Jamundí, alimentado por muchos de los buses, busetas y taxis actuales,
cuyo número habría que congelar desde ya.
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