Difícil imaginar las civilizaciones sin
las ciudades. Imposible pensar que los más de cinco mil millones de habitantes
de la tierra puedan sobrevivir sin ellas, en las que residen ya casi la mitad y
de las cuales dependen la mayoría de los demás. Si hay algo que distingue al hombre
(ese ser autoconsciente, como lo llamó Karl Popper) es que no se limita a
sobrevivir. Su curiosidad, su necesidad de comunicación y su búsqueda de placer
y trascendencia producen la ciudad, en donde a diferencia de los pueblos, en
donde todos se conocen, se da el conocimiento cotidiano de los otros: los
extraños. Sin ellas los hombres tal vez sobrevivirán pero sin razones. En los
asentamientos urbanos se puede sobrevivir pero solo en las ciudades se puede
ser plenamente. Por eso deben ser -y muchas lo son y la mayoría lo son en
parte- obras de arte colectivo en las que, como lo anotó Lewis Mumford, al arte
de la ciudad se suma la arquitectura y también la escultura y la pintura. En
ellas se desarrollan la novela y el teatro, la música, la opera y la danza; el
circo y el espectáculo; el cine y los deportes; la ciencia, la filosofía y la
religión.
Las
ciudades serán cada vez más grandes y cada vez más estarán situadas en el
tercer mundo, especialmente en Asia, terminando el ciclo, anotado hace años por
Wolf Schneider, en el sentido de que los grandes centros del comercio mundial,
que comenzaron en el oriente, con el correr de los años se han ido trasladando
al occidente. De Babilonia (del 600 al 450 a.C) a Atenas (del 450 al 300 a.C)
de Alejandría (del 300 a.C al 400 d.C) a Roma y Bizancio (del 400 al 1200)
Después a Venecia, Florencia y Génova (del 1200 al 1500), a Sevilla y Lisboa
(del 1500 al 1700), a París y Londres (del 1700 al 1900), a Nueva York, Chicago
y Los Ángeles (desde 1900). Y ahora posiblemente a Jakarta, que en 2015 tendrá
en su área metropolitana cerca de 37 millones de personas, y Kuala Lumpur, que
ya tiene los dos edificios más altos del mundo. 27 de las 33 ciudades más
grandes estarán pronto en Asia, y Latinoamérica tendrá el 28% de su población
en ciudades de uno o más millones de habitantes.
De
otro lado, las comunicaciones modernas disminuyeron la ventaja más obvia de las
ciudades, cual es la proximidad física de sus habitantes, dando lugar a vastas
regiones urbanizadas. El negocio de las computadoras en EU, por ejemplo, se ha
concentrado a lo largo de Silicon Valley donde los especialistas se benefician
libremente del intercambio de
conocimientos sin estar en una ciudad convencional. El Valle del Po, en el
norte de Italia, agrupa su importante industria de la moda en una serie de
pequeñas ciudades que producen el 80% de los textiles y joyería del país.
Mercosur, el área de libre comercio de más rápido crecimiento (pese a sus
problemas actuales) es un largo (4.500 km.) y curvo corredor de ciudades que va
desde Río de Janeiro al norte y en el Atlántico hasta Valparaíso al sur en el
Pacifico, pasando por Sâo Paulo, Curitiba, Porto Alegre, Montevideo, Buenos
Aires, Córdoba, Mendoza y Santiago: más de 50 millones de personas; casi Colombia,
Venezuela y Ecuador juntos.
En
1985 la región controlada por Bogotá contaba con el 31% de la población
nacional, la de Cali el 17%, la de Medellín el 15% y la de Barranquilla el 14%:
es decir, el 78% del total, al tiempo que las cuatro ciudades, solas, sumaban
el 33%. El conocido Triángulo de Oro solo está unido por avión y malas y
peligrosas carreteras, pero cuando mejoren con proyectos ambiciosos, como el
túnel de La Línea, conformará una mega región, que, con la Costa Caribe,
actualmente la región de mayor crecimiento del país, concentrarán en el próximo
siglo la casi totalidad de su economía y población. Desafortunadamente el
clientelismo, la ineficacia, la corrupción, la falta de visión o la ignorancia
de muchos políticos colombianos los mantiene ajenos a estas significativas
tendencias mundiales de población y
poblamiento. (ver: Fabio Zambrano y otros: Políticas e Instituciones
para el Desarrollo Urbano Futuro en Colombia, Bogotá 1994. The Economist, julio
29, 1995. Nisid Hajari y otros: Our Precious Planet, TIME, noviembre, 1997.
Joel L. Swerdlow: Population, National Geographic, octubre, 1998)
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