Hay muchas iniciativas que habría que
hacer realidad en Cali para que la vida aquí fuera más grata y digna. Pero
demandan muchos estudios y cuantiosas inversiones. Como el sistema de
transporte masivo, por ejemplo. Por eso no se realizan o se hacen incompletas o
mal. Pero hay otras que no requieren estudios y prácticamente ninguna inversión.
Como devolverle las calles a la gente, por ejemplo. Pero no se realizan por que
las autoridades ni los ciudadanos que las eligen son conscientes de su
importancia. Carecen a mano de ciudades de verdad para poder compararlas con la
suya. Ignoran lo que es una ciudad grata y digna, encuevados como están en lo
que consideran (de boca para fuera) un buen vividero; o piensan, como personas
que aun están colonizadas, que eso solo es posible en el extranjero, al que
detestan pero al que todos quieren irse pues han renunciado a transformar su
propia realidad.
En
Cali los carros -no el transporte público- han sustituido a los peatones en las
simpatías de la gente y en la preocupación de las autoridades. Por eso se
diseñan cruces viales únicamente para carros, y puentes "peatonales"
que en la mayoría de los casos poco sirven; son proyectos improvisados, las más
de las veces, promovidos y diseñados por personas que nunca los usan y que
nadie se tomado el trabajo de evaluar una vez construidos. Por eso, también,
los carros se estacionan en los andenes, a excepción del centro en donde están
ocupados por los vendedores callejeros, y los peatones tienen que disputarle la
calzada a los carros sin protestar. Lo que sorprende es que en un país tan
violento como este no los cojan a patadas, los rallen o les desinflen las
llantas. Tal vez es porque los que mas "adoran" los carros son
(doblemente pobres) los peatones que no los tienen. Para rematar, cada
propietario hace con "su" anden lo que se le da la gana, dificultando
la circulación, sin que esto le importe a nadie. Sin embargo, devolverle las
calles a los caleños sería fácil.
Primero
hay que bajar los carros de los andenes permitiendo su estacionamiento a lo
largo de las calzadas (como sucede en las ciudades civilizadas) a excepción,
por supuesto, de las grandes avenidas de trafico rápido y/o pesado. La
capacidad de las calles no disminuiría pues casi siempre el carril de la
derecha ya está bloqueado con buses, taxis y carros que paran o descargan o
simplemente estacionan desafiando las prohibiciones.
Segundo,
hay que regularizar los andenes dándoles los espacios "sobrantes" de
las calles y no dejándoselos a las calzadas, como se hace ahora, en donde son
inútiles.
Tercero,
hay que establecer normas (pocas, viables, sencillas, taxativas y no ambiguas)
para el diseño, construcción, uso y mantenimiento de los andenes, incluyendo su
arborización.
Cuarto,
hay que estimular a los peatones a que demanden a los propietarios que por no
cumplirlas les causen daño o les impidan la libre circulación; y, por supuesto,
a entutelar a las autoridades que no las hagan cumplir.
Quinto,
se podrían poner avisos en los parabrisas de los carros (por ejemplo una copia
de esta columna) recordándoles a los conductores que invaden y dañan los
andenes, que ellos, que no cumplen sus deberes como conductores, cuando se
bajan de sus automóviles también son peatones con derechos.
Desde
luego nada de esto se hará ahora, pero para que se realice algún día es
necesario comenzar a hablar de ello. Devolverle las calles a la gente es un
problema de educación. De los que no se han resignado a la realidad que les
tocó. Debería ser un programa de gobierno el crear la conciencia entre los
ciudadanos de que la ciudad es para la gente, y que en lo que más se evidencia
esto es en que los andenes son para los peatones. El problema es la no
reelección de los alcaldes que no les permite educar antes de proceder a poner
bolardos. Como le esta pasando a Peñalosa en Bogotá; y eso que Mockus ya había
hecho mucho.
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