Tal vez Cali necesite una gran obra
pública emblemática. Por ejemplo una autopista de verdad desde el sur de
Jamundí hasta el norte de Yumbo (ya propuesta pero mal concebida) a lo largo
del corredor férreo y complementaria del futuro Metro, que generaría
rápidamente empleos no calificados. Y con sueldo, pues se accede más fácil a la
vivienda, comida, educación, recreación
y salud. En una ciudad en donde hasta los que no los tienen rinden culto a los
carros sería un proyecto aceptado por todos y un propósito común que
fortalecería la identificación de los ciudadanos entre ellos y con su ciudad.
Como habría espacio para todos los diferentes contratistas, por sus muchos
frentes de trabajo, estos podrían de común acuerdo evitar la corrupción que
existe ahora cuando se tienen que arrebatar las licitaciones unos a otros. La
lucha contra esa lacra nacional es de la sociedad civil y no de los
politiqueros pues es su razón de ser. Su financiación, mucho menor que la de un
metro, como se concluyó en Bogotá con el proyecto del Transmilenio, sería múltiple:
una valorización que pagaría (muy poco cada uno) toda la ciudad, peaje en los
accesos de otros municipios, impuesto a la gasolina y el presupuesto existente
para la malla vial del Valle y el Metro pues sería parte de ellos.
Por
la Autopista de Cali o como se llame (el nombre deberá ser un concurso)
circularía rápidamente buena parte del transito que hoy atraviesa su casco
viejo dañándolo, y también los buses grandes, propios de un eficiente y
productivo transporte masivo, que los transportadores están parando pues no son
rentables en la desorganización actual. Aliviadas las vías actuales, muchos
andenes se podrían ampliar y semaforizar sus cruces para los peatones. Si las
muchas rutas existentes en lugar de estar superpuestas se complementaran, los pasajeros
podrían hacer transbordos desde y hacia esta columna vertebral metropolitana
que sería la nueva vía. A todo su largo habría un parque lineal (varios
concursos) que mejoraría considerablemente sus condiciones ambientales y sería
un ornato para la subregión. ¿Un largo guadual jalonado por ceibas, samanes y
guayacanes amarillos? Con la autopista se resolvería finalmente el
"trancón" de varios siglos debido a la forma en T de la ciudad (como
la advirtió hace años Edgar Vásquez) determinada por el camino a Popayán
(actual Cl 5ª) y el Río Cali. Solo a mediados del XIX se paso a la otra orilla,
pero de ese sueño atravesado por un río que fue Cali en los 40, 50 y 60, solo
quedan los bellos versos de Eduardo Carranza y una extensa y poblada
conurbación sin vías continuas que la unan, estructuren y den coherencia.
La
obra la podría terminar el próximo alcalde pues no demandaría largos estudios:
su recorrido ya esta definido y se sabe como son las autopistas. Además se
usarían tramos ya construidos uniformándolos con estándares internacionales y
corrigiendo los errores cometidos antes como el insólito trafico por la
izquierda que generó la Terminal de Buses sobre las calles 25 y 26. Su
construcción no afectaría el trafico actual (como si pasaría con el hundimiento
lamentablemente parcial y por eso mismo innecesario de la Avenida Colombia) y,
en ciertos sectores, se podría comenzar de inmediato. Por supuesto el diseño de
los nuevos puentes deberá ser objeto de concursos públicos entre arquitectos e
ingenieros (los mejores y más bellos que se han construido en el mundo
últimamente son concursos de arquitectos) para que de verdad sean grandes obras
de arte urbano. Su iluminación, señalización, mantenimiento, vigilancia y
control deberán ser impecables y técnicos. Una verdadera autopista podría
enseñarnos a conducir, transportarnos y vivir urbanizadamente; y sobre todo, a
construir ciudad sin destruir parques, cerros o la ciudad misma. En medio de la
gran crisis de 1929 San Francisco acometió la construcción del Golden Gate y el
Bay Bridge, los dos enormes y famosos puentes que la unen con el resto del país
hacia el norte y el oriente. ¿Es mucho pedir que Cali acometa ya una gran obra
pública, que se termine y que sea bien hecha? A juzgar por lo que nos proponen
los candidatos a la alcaldía...lamentablemente si, y la pregunta es, entonces
¿por que no?
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