No hay muchos lugares así. La Calle de
los Muertos en Teotihucan, el Campo inclinado de Siena, Toledo desde el otro
lado del Tajo, el Gran Canal: la Piasetta, la Piazza, la Plaza Mayor de Madrid,
la de San Pedro, el Zócalo, los jardines de Le Nôtre desde la explanada de
Versalles, Chenoceaux cruzando el Cher, el Patio de los Leones, o, con luna
llena, San Pedro Claver con San Felipe y La Popa atrás desde un mirador alto y
vecino; dicen que Macchu Picchu y hay que creerlo, y no dudar del Templo de la
Reina Hatshepsut o de las Pirámides. ¿la Ciudad Prohibida? el puente de Karlvu
en Praga, el Danubio entre Buda y Pest. Ronda. La plaza Djemaa-el-Fna en
Marrakech. La bahía de Guanabara entre Niterioi y Río. Varias partes de París.
Las Ramblas. Recodos de Cambrige, Brujas y Ámsterdam. En fin, Manhattan. Pero
descubrir el espacio sagrado de Palas Atenea por entre los complejos Propileos
(Mnesicles 437-431 a.C.) después del anuncio de lo que viene que es el
bellísimo y pequeño templo jónico de Atenea Niké (Calicrates 420 a.C.) que
vigila en lo alto, es abrumador e iniciático. Arriba y a la derecha parece
flotar entre la tierra y el cielo el gran templo dórico, lo que se logró al
pasar de las usuales seis columnas a ocho, ensanchándolo, de manera que su base
escalonada o "crepidoma"
comenzada antes en un relleno, quedó como tocando apenas el borde
superior de la roca. Y cuando se piensa que ya fue todo, ahí, un poco atrás,
pero casi enfrente, aparece el pequeño, delicado y desconcertante Erectión (NN
420-c.400 a.C.) con sus irrepetibles Cariátides.
El
Partenón (Ictino 447-430 a.C.) fue
templo, iglesia, mezquita e incluso un polvorín que estalló; restaurado
periódicamente desde finales del XIX, solo fue posible hace poco establecer con
computadores el lugar de los miles de pedazos que aún quedaban desparramados, y
seguramente se lo reconstruirá aun más. Pero su magia estriba en que nunca ha
sido como era ni fue como parecía ser. Cuidadosamente modulado, allí todo es
ilusión: el maravilloso blanco del mármol pentélico sobre el brillante cielo
azul del Ática; su geometría de triángulos pitagóricos que no se ven; su
regularidad que no existe; su proporción de 4 a 9; sus fachadas que se inclinan
y curvan para que se vean planas, rectas y derechas, y hasta las espectaculares
esculturas del taller de Fidias que están en el Museo Británico, en Londres, a
donde las llevó Lord Elguin para poderlas ver, y que no solo eran para los
tímpanos de sus frontones y el friso del muro del cuerpo principal o "cella"
(la famosísima procesión de las Panateneas) sino también para la alta la parte
superior, o "entablamento", de la columnata de la galería perimetral,
sombreada y oscura: azul los "triglifos" que separan las
"metopas" y rojo el fondo de estos espacios cuadrados y ornamentados.
Pero no solo son efectos visuales; el "estilóbato" o escalón superior
del crepidoma, ligeramente cóncavo, también saca el agua de las lluvias, y la
inclinación hacia adentro de la columnata mejora su estabilidad, sobre todo en
las esquinas, en donde las columnas se alargan en la bisectriz, se inclinan aun
más y sus intercolumnios se reducen para que la sucesión de triglifos y metopas
permanezca inalterada y sin corregir, tal vez por que recuerdan el entramado de
los viejos templos de madera que lo antecedieron varios siglos.
Es
cuando la arquitectura emociona al fundir la belleza abrumadora y una impecable
construcción en una magnifica implantación para cumplir magistralmente con un
programa: el homenaje a la sabiduría que los ciudadanos de Atenas liderados por
Pericles levantan en lo alto de su polis como símbolo de su poder creciente y
de su casi perfecta democracia -cada uno se representaba a si mismo- después de
vencer el absolutismo persa. La circunstancia de que mujeres, extranjeros y,
obviamente, los esclavos, no votaran, solo evidencia lo terrible de la nuestra
en la que una mayoría esclavizada a su ignorancia escoge el que sea una minoría
clientelista la que decida por todos. Por eso, también, hay cada vez menos
lugares mágicos aquí. Cali los necesita. ¿Cual de los once candidatos que
quedan a la alcaldía tiene algo en su programa parecido a embellecer
-dignificar- la ciudad? Hay que identificarlo.
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