Las demandas y los muchos problemas financieros y gerenciales que amenazan al MIO, como los denunciados hace poco por Ramiro Varela, podrían llevar a su lamentable fracaso o nos costará mucho su solución. Además los operadores están trabajando a pérdida pues parte de la costosa flota que hace dos años les exigieron comprar está parada a sol y agua, ya que Metrocali no ha terminado aun la infraestructura necesaria para que el sistema funcione como debe. Pero lo más preocupante es que no le damos ninguna importancia a las barreras urbanas que han conformado sus calzadas exclusivas y a diferente nivel, que cortaron la ciudad, pues otra cosa son los carriles “solo bus” que se usan en todas partes. Como la gran mayoría del tiempo están provocadoramente desocupadas, algunos las aprovechan a falta de andenes y ciclo rutas. Y aunque sí hay conductores irresponsables que las usan, otros lo hacen por falta de señalización y control, y lo confuso de su trazado, además de no haber casi retornos y cruces a la izquierda lo que lleva a que se violen señales y semáforos.
Pero paradójicamente el verdadero problema de movilización urbana de Cali se agravará cuando el sistema esté operando al máximo. Los peatones no podrán cruzar las calzadas del MIO por cualquier parte como ahora, pues los buses pasarán con mucho mayor frecuencia y velocidad, por lo que aumentarán los accidentes y la posibilidad de que aquellas se encierren con una malla. Entonces comprobaremos la falta que hacen los pasos peatonales en la mayoría de las calles que cruzaban las avenidas por las que se puso a circular el MIO sin considerar a los peatones. Y al tiempo habrá que devolverle al sistema el carril que le quitaron en la Calle Quinta para medio solucionar sus insuficientes calzadas laterales y salvar a medias sus samanes, agravando su congestión como ya se ve en los trayectos en que solo quedaron de dos carriles. Circunstancia empeorada por la autorización a circular por allí a otras rutas de buses y busetas, que no pertenecen al sistema sino que compiten con él, y por la inexistencia de paradas de taxis en el Hospital Universitario y en el de San Isidro.
Para salvar el MIO se precisa con urgencia una autoridad única y autónoma del transito y transporte en la ciudad, y no como ahora que hay dos entidades cada una obrando en razón de sus propios intereses, y al tiempo muchos transportadores independientes o sencillamente piratas que alegando su derecho al trabajo van por donde se les da la gana y recogen y dejan pasajeros en cualquier parte. Pero sobre todo tenemos que entender que una ciudad son sus andenes y que los peatones son mas importantes que los carros. Que los semáforos son para que puedan cruzar las calles y no apenas para organizar el transito, y que los puentes peatonales no solucionan su problema pues los mas necesitados ni siquiera los pueden usar, aumentando los accidentes debajo al dar vía libre a los carros. Creer que es la gente la que “invade” un espacio urbano que siempre fue suyo y que es la que tiene que subir y bajar seis metros para pasar al otro lado, es equivocado. Para defender de verdad al MIO hay que pensar primero en los que lo usan, que inevitablemente llegan y salen de él caminando.
Comentarios
Publicar un comentario