Comparados con la crisis medioambiental, los temas sociales, económicos o políticos son insignificantes. Si la humanidad sucumbe por la sobrepoblación, que es lo que ha llevado al calentamiento global, la contaminación y la falta de agua dulce, poco importa si se ha logrado encontrar una vacuna contra la nada letal gripa de moda, o si la crisis económica resultó ser una solución ad hoc para la General Motors y los bancos, o detener únicamente la amenaza de una bomba nuclear de Corea. Es un hecho innegable que todo lo concerniente al medio ambiente es ignorado o tratado como futurología, y no se interrelacionan sus causas, efectos y soluciones. Nos negamos ciegamente a aceptar que este es un pequeño planeta de recursos limitados que estamos agotando y que, por lo que hoy sabemos, vivimos absolutamente solos en un Universo de millones de billones de estrellas, planetas, asteroides…y “agujeros negros” que ni siquiera sabemos que son. Y que lo estaremos cada vez mas a medida que acabamos aceleradamente con la biodiversidad (J. Wines, Green Architecture, 2000).
Todas las amenazas a nuestra supervivencia están relacionadas, directa o indirectamente, con el medio ambiente. En el Oriente Medio, África e India muchas comunidades están consumiendo mas de la mitad del agua renovable de que disponen, por su crecimiento económico y demográfico. La mayor parte de la energía para las ciudades, cada vez mas pobladas, y de peor manera, proviene de combustibles fósiles, liberando gases de efecto invernadero. Los residuos nucleares siguen sin solución. En la mayoría de los países en desarrollo el uso de carros está creciendo alarmantemente y aun mezclan plomo a su gasolina, lo que puede ocasionar problemas físicos y mentales. La erosión de los suelos naturales por la agricultura aumenta cada año, siendo China la mas afectada. La selva húmeda tropical, esencial para el control del clima mundial y la supervivencia de todos, hoy es un 25% menor que hace una generación. La población mundial crece cerca de cien millones cada año, con sus respectivas demandas de mas tierra, agua dulce y energía (E. Kolbert, La catástrofe que viene, 2006).
El calentamiento global ya es un hecho. Basta con comprobar que los huracanes mas fuertes y las temperaturas mas extremas han sido los de los últimos años, o ver el retroceso de los glaciares en todo el mundo o la perdida de hielo en Groenlandia, el Ártico y el Antártico (www.climatecrisis.net). Aquí mismo nuestros nevados desaparecen, y llevamos año y medio seguido de lluvias y la temperatura promedio bajó un par de grados. Pero seguimos esperando a que se generalicen las guerras por el agua y el petróleo, que aumenten los desplazados y las madres obligadas a matar a sus hijos, y que la contaminación invada las ciudades. Y por su parte, el gobierno mira para otro lado (E. Guhl, El País 21/06/2009). Tenemos que ser responsables con los que nos siguen, y hay varias acciones que podemos emprender. Divulgar el tema, presionar para que Estados Unidos, el mayor productor de CO2, adhiera al Protocolo de Kyoto, pues el clima no respeta fronteras, cambiar nuestros hábitos para no desperdiciar tanta energía y agua, y sobre todo educarnos mas para reproducirnos menos.
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