Leer sobre las ciudades a donde se ha viajado a lo largo de los años, los sitios en los que están emplazadas y los lugares más icónicos dentro de ellas, lleva a recordarlas, lo mismo que los cuentos o novelas que allí suceden, como El manuscrito carmesí, 1990, de Antonio Gala, a Granada, o El amor en los tiempos del cólera, 1985, de Gabriel García Márquez, a Cartagena de Indias. Sin embargo escribir sobre ellas es casi como vivirlas de nuevo, pero desde casa, al recorrerlas con recuerdos y la ayuda de fotografías, mapas e imágenes de Google Earth; y con más información por internet descubrir además nuevos lugares y sitios no visitados y a los que hay que ir al volver algún día a ellas.
En este ‘viaje’ fueron siete ciudades que del Oriente al Occidente comparten su relación fundamental con el agua; cuatro a través de sus bellas bahías, otra en la que el agua está en su principal monumento, pero de qué forma, y dos en la que aquella corre por sus ríos; tres de ellas están en un clima subtropical y cuatro en uno tropical caliente. En las de allá se habla castellano y se toma gazpacho y salmorejo y se comen ricas tortillas, elaborados con tomates y papas llevados del Nuevo Mundo, y se bebe vino tinto; y en las de acá se habla español y se bebe ron blanco y al final café negro, que también llegó de allá, seguido por un largo y lento tabaco, que de aquí se llevó para allá.La arquitectura colonial de las de acá viene de la hispanomusulmán de allá, donde forma las calles estrechas y acogedoras de esas ciudades, sus vergeles, sus íntimos patios, balcones abiertos a sus calles y paisajes, y bellas techumbres de teja árabe, y cuyos espacios se acodan coincidiendo con el espacio moderno no axial, asimétrico y continuo pero con más sorpresas al combinarse con remates centrales barrocos.
Arquitectura que procede de la casa romana alrededor de un atrio descubierto y con un impluvium al centro, que en los cármenes de Granada tendrá una alberca, las que vienen de los estanques sagrados de los grandes templos egipcios como el enorme de Amón-Ra en Karnak.
Las siete ciudades ‘visitadas’, de Oriente a Occidente, fueron tres en España, llamada Andalucía durante el Califato de Córdoba y hasta el descubrimiento del Nuevo Mundo; primero Cartagena, la de Murcia, al lado del Mediterráneo, pasando después por carretera a Granada, que nos dejó la Alhambra y el Generalife, para luego embarcar en Cádiz, al lado del Atlántico, y al otro lado del ancho océano, en la que llamaron la Nueva Granada, hoy Colombia, arribar a Santa Marta sobre el mar Caribe, proseguir a Cartagena, la de Indias, regresar para subir a Mompox por el río Grande de la Magdalena, y la séptima fue aquel sueño atravesado por un río que cantó el poeta Eduardo Carranza.
Casi todo lo recordado sobre cada una de esas entrañables ciudades y el agua fue escrito al amanecer de no pocos días en una casa que recuerda su arquitectura, sobre todo su relación con el agua, para luego de un par de viajes a visitarlas de nuevo a todas, ahora en dicho orden, escribir un pequeño libro. Sería de nuevo al amanecer, agregando a lo ya escrito nuevos/viejos textos sobre algunos conocidos edificios que en ellas comparten su relación con el agua, acompañado por muchas bellas fotos de Sylvia Patiño para que sus lectores se animen a visitarlas de verdad, que es en lo que en la realidad consiste el viajar; y todos pueden así sea según los intereses y posibilidades de cada uno.
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