Se trata de esos estados afectivos del ánimo como la alegría, el amor, la tristeza, el miedo o la rabia. Sin embargo, mientras una buena casa estimula los dos primeros, disminuye el tercero y minimiza los dos últimos, una casa mala profundiza los tres últimos y, aunque no impide los dos primeros, no contribuye a ellos; o sea que son cinco buenas razones para preferir una buena casa, pero que lo sea de verdad y no que apenas lo parezca por su tamaño y costo. En otras palabras, son cinco razones para definir una buena casa, además de su seguridad, funcionalidad y confort. La alegría, ese sentimiento de placer producido normalmente por un suceso favorable que suele manifestarse con un buen estado de ánimo, la satisfacción y la tendencia a la risa o la sonrisa. Tal como sucede al recorrer una buena casa, permanecer en sus diversos espacios o mirar afuera a sus diferentes vistas, ya sea a la ciudad o a cercanos...