Para vivir mejor en una ciudad sus habitantes deben conocer su historia, enterarse de su geografía, comportarse adecuadamente en sus espacios públicos, respetar a sus vecinos, colaborar con el control y seguridad de sus barrios, y valorar los patrimonios urbanos, arquitectónicos, paisajísticos y las tradiciones de su ciudad, las que constituyen el escenario de la cultura, como anotó Lewis Mumford (La cultura de las ciudades, 1938) y, en últimas, las ciudades hablan de sus habitantes y estos de ellas.
La historia de cualquier ciudad comienza antes de su asentamiento en un cierto lugar, o su fundación allí, determinado por su geografía… y por su historia anterior, la que suele ser ignorada o incluida en la general de la región en la que se encuentra. La historia del sitio que ocupa una ciudad es básica para comprender el lugar en el que lo transforman sus acontecimientos posteriores que más han incidido en su conformación urbana, sus diversas edificaciones y los distintos paisajes que la rodean.La geografía física de cualquier ciudad incluye la del sitio en el que se encuentra: su localización respecto a la línea del ecuador terrestre (paralelo 0), y su altura sobre el nivel medio del mar, y su relieve, vegetación, hidrografía y suelo, los que juntos determinan su clima y paisajes naturales. Y está su “geografía urbana” :su trazado, arborización y diferentes arquitecturas, que conforman su espacio tridimensional, el que afecta su clima, corrientes de agua y las vistas.
El adecuado comportamiento en los espacios urbanos públicos es fundamental para una mejor ciudad; ya sea en las calles, avenidas, plazas, parques y zonas verdes; o en los edificios de uso público. Botar la basura en los basureros, facilitar la circulación de los peatones, respetar y ayudar a las personas con problemas para circular, atenerse peatones y conductores a las normas, demarcaciones y señalizaciones del tránsito, cuidar el mobiliario urbano y los paramentos bajos de las calles.
La consideración con los vecinos, con una cordial pero discreta relación, comienza con evitar los ruidos, olores, basuras y comportamientos que los puedan afectar desagradablemente; y llamarles amablemente la atención cuando son ellos los que los producen. Es la base del respeto para una mejor ciudad ya que “significa preocuparse por el impacto de nuestras acciones en los demás, ser inclusivos y aceptar a los demás por lo que son, incluso cuando son diferentes.” (https://www.unodc.org).
La oportuna colaboración en los barrios por parte de sus vecinos, agrupados por calles, entre ellos y con la policía, es fundamental para una más efectiva seguridad de la ciudad; y lo mismo con las autoridades respectivas para un efectivo control de sus nuevas construcciones, y reparaciones y modificaciones de las existentes, que los afectarán a todos, durante las obras y después con sus nuevos ocupantes. Es unirse para alcanzar una mejor ciudad y por lo tanto una mejor calidad de vida.
Como lo pone Jerry Toner en boca de su personaje Marco Sidonio Falco: “¿Con cuánta frecuencia emprendemos largos viajes y cruzamos los mares para examinar curiosidades ignorando las que tenemos ante nuestros ojos? (Guía de viaje por el Imperio Romano, 2022, p. 232). Para valorar el patrimonio y tradiciones de cada ciudad, es preciso conocer y recorrer otras, y las sorpresas no serán pocas y por algo repetía Don Agustín Nieto Caballero, luego de sus viajes, que lo mejor era el regreso.
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