Usualmente en las ciudades de países muy recién urbanizados, como es el caso de Colombia, se suelen identificar sus problemas más notorios para proceder a hacer inmediatas propuestas al respecto, las que al no considerar todos los temas involucrados nunca llegan a ser soluciones efectivas. Además, por un lado están los problemas de las ciudades en tanto artefactos, y que todas son diferentes, y por el otro los problemas de sus habitantes en tanto ciudadanos; y que por lo tanto es preciso interrelacionarlos, lo que raramente se hace, para poder entenderlos, y entonces sí poder encontrar verdaderas soluciones a partir de propuestas reales y pertinentes.
Los problemas, o sea el conjunto de los hechos o circunstancias que dificultan la consecución de algún fin (DLE), que suelen ser más relevantes en las ciudades colombianas, en la tercera década del siglo XXI, son respecto a la seguridad, movilidad, desempleo, vivienda, educación y salud. Pero muy poco se habla de la cultura que los involucra a todos, junto con los de la ciudad misma, constituyendo un conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, de varios grupos sociales que habitan en una ciudad, y que deben compartirla en tanto ciudadanos y no meramente habitantes de la misma.
Las propuestas, o sea las proposiciones o ideas que se manifiestan y ofrecen para un fin (DLE) relativas a la planificación de las ciudades, en Colombia suelen ser puntuales y poco se relacionan con las propuestas para solucionar los problemas de sus habitantes, pese a que con frecuencia los problemas de la ciudad son causantes de los de sus habitantes y lo contrario. Y raramente se dice cómo, dónde, cuándo, con qué y con quién se van a llevar a cabo las propuestas, lo que impide que sean integrales y a largo plazo, o las convierte en simple demagogia, esa nefasta práctica política consistente en ganarse con halagos el favor popular (DLE).
Los temas, o sea las proposiciones, asuntos o materias (DLE) relativos a todas las ciudades en tanto artefactos, por supuesto son su planeación, urbanismo, paisajismo, arquitectura, diseño y construcción, temas que en Colombia muchos de sus políticos rara vez mencionan y poco conocen, o que los circunscriben a la academia, y que esta a su vez no los vincula a la política activa. Y los temas relativos a los ciudadanos de este país son su educación, salud, vivienda, empleo y recreación, los que casi siempre demandan adecuadas edificaciones y correctos espacios públicos como calles, plazas y parques, que colaboren a mejorar la calidad de vida de sus diversos usuarios.
Considerando las próximas elecciones presidenciales, en un par de años, y que cerca de tres cuartas partes de su población ya vive en ciudades, sería conveniente que los candidatos expusieran más sus propuestas, facilitando su debate sin caer en el populismo, la polarización y las posverdades, las tres Ps de Moisés Naím, que atentan contra la democracia. Y los electores podrían votar por propuestas, no apenas por candidatos, habría menos abstención, impidiendo que de nuevo cerca de la mitad de los que votan, que suelen ser cerca de la mitad de los habilitados, o sea que apenas una cuarta parte de los ciudadanos elijan al presidente, lo que es poco democrático.
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