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Lo malo de lo regular. 08.09.2005


En estos territorios de montañas, precarios caminos y correntosos ríos, el atajo fue en el pasado una solución ineludible pero lamentablemente nos llevo a la costumbre de lo regular e improvisado. Ante las muchas dificultades que aquí siempre han existido para hacer las cosas bien, económicas, sociales, políticas y sobre todo culturales, optamos por improvisar y recortar haciendo aparecer como buenas cosas regulares o, con frecuencia, malas. O que no han sido probadas, y si lo han sido lo olvidamos pronto o preferimos no recordarlo. Como con la ampliación al sur de la Avenida de Circunvalación, en Cali, condenada a derrumbarse cada vez que llueva duro. O el “anillo central”, que detonó el deterioro el centro y produjo la Calle Quinta, pero que solo ahora, cuando desaparezcan sus árboles, descubriremos que es la mas fea del país.
Es el caso también, y hay que insistir, de la “Falla vial del Valle”: una docena de puentes terminados, entre ellos tres grandes y costosísimos sobre el Rió Cauca, que no se pueden usar pues no tienen carreteras que conduzcan a ellos; y muchos kilómetros de pavimento ya listo, con señalización y todo, por los que no se puede circular pues faltan puentes o simples alcantarillas. Pero en lugar de terminar algún trayecto útil, Buga–Palmira, por ejemplo, se continúan haciendo puentes sin carreteras y carreteras sin puentes, como si nada, con la disculpa de que es que no se han podido comprar los predios necesarios para completarlas. A nadie le da vergüenza, nadie renuncia y en los periódicos vuelven a sacar las mismas infografías en las que se muestra lo estupenda que seria la “Falla vial del Valle” si fuera verdad.
          O el MIO, del que algunos todavía insisten en que es un proyecto de ciudad y que será la salvación de Cali, cuando los andenes del tramo ya construido tienen muchos errores y ni siquiera están completos. Ignoran que una ciudad son sus calles y que en estas lo primordial son los andenes por los que, dicho sea de paso, la gente va a tomar los buses de su sistema de transporte colectivo. En lugar de adquirir primero los predios y tener los planos completos, se abrió un licitación tan improvisada que algunas firmas serias se abstuvieron de participar. Y se continua pensando el MIO como si fuera el único elemento del sistema de transporte urbano de la ciudad cuando apenas es uno de sus componentes públicos; el otro son precisamente los andenes. Para no hablar de nuevo del tren ligero que no se aplazo sino que torpemente se descarto.
          Y están los “policías acostados” que se continúan construyendo en todas las calles de la ciudad por docenas dizque para reducir la velocidad de los carros pese a que por muchas de ellas no se puede ir rápido pues están llenas de huecos que nunca se tapan. Y, como si fuera a propósito, se ponen justo antes de ellos, ocultándolos. Difícil entender por que se diseñan y construyen vías para trafico rápido (rectas, continuas, con varios carriles amplios y con pendientes mínimas) si después hay que llenarlas de reductores de velocidad para volverlas lentas. Y menos se entiende porque en lugar de poner “policías acostados”, si es que hay que ponerlos, no se hacen en cambio “pasos pompeyanos” en las esquinas, que sirvan para que los carros se detengan allí y los peatones puedan cruzar por ellos con mayor seguridad y orden.


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