Ir al contenido principal

Belleza vallecaucana. 12.04.2001


"El cielo -escribía Jorge Isaacs en María , hace siglo y medio- tenía un tinte azul pálido, hacia el oriente y sobre las crestas altísi­mas de las montañas, medio enlutadas aún, vagaban algunas nubecillas de oro, como las gasas del turbante de una bailarina, esparcidas por un aliento amoroso […] Las garzas abandonaban sus dormideros, formando en su vuelo líneas ondulantes que plateaba el alba, como cin­tas abandonadas al capricho del viento. Bandadas de loros se levantaban de los guaduales para dirigirse a los maizales vecinos, y el diostedé saludaba el día, con su triste canto, desde el corazón de la selva." Isaacs describió también su luz: "Una tarde, tarde como las de mi país, engalanada con nubes de color de violeta y lampos de oro pálido..." o: "La luna, que acababa de elevarse llena y grande bajo un cielo profundo sobre las crestas altísimas de los montes, iluminaba las faldas selvosas blanqueadas a trechos por las copas de los yarumos, argentando las espumas de los torrentes y difundiendo su claridad melancó­lica hasta el fondo del valle. Las plantas exhalaban sus más suaves y misteriosos aromas. El silencio, interrumpido solamente por el rumor del río, era más grato que nunca a mi alma."
          Más tarde, Luciano Rivera y Garrido, en Impresiones y Recuerdos  dice cómo "La fisonomía natural de la comarca que atravesaban los viajeros es de lo más agreste y solitario que puede imaginarse, si bien de un aspecto majes­tuoso por los grandes y selvá­ticos rasgos que la caracterizan. Elevados bosques donde los burilicos y chambimbes al­ternan con espinos, higuero­nes, palabobos, totocales, y otros gigantes del reino vegetal, al pie de los cuales, y agrupados en confuso en­marañamiento, crecen las zarzas, los jun­cos, las cañas bravas y los arrayanes, cubren una inmensa extensión del territorio entre las márgenes orientales del río Cauca y las llanuras centrales del Valle."
          En 1927, Cornelio Hispano, en En el País de los Dioses,  hizo una descripción que se mantenía vigente hasta mediados del siglo pasado: "Es un valle de oro y de esmeralda, de vegas alfombradas de grama, cer­cado en las lejanías por las copas de añosos guaduales y burilicos, y más lejos aún por las azules cordilleras cuyas altísimas crestas se iluminan por las noches con los fulgores de las tormentas del Pacífico; valle ligeramente inclinado de oriente a occidente, extendido al pie de risueños montes y co­linas […] y regado por ríos diáfanos y rumorosos que corren entre peñas­cos aterciopelados de musgos, orlados de iracales y enredaderas y sombreados por guásimos y chiminangos, cuyos nombres son tan antiguos y vernáculos como la madre tierra que bañan y fecun­dan […] sobre cuyas ondas apacibles se ven pasar helechos, flores purpúreas de cachimbo y venturosas."
          El paisaje del valle del Alto Cauca es característico: el sol cruza de una cordi­llera a otra y se aprecian bellos atardeceres desde la margen oriental del río, especial­mente, desde el piedemonte de la cordillera Central; mientras que en la margen occi­dental, especialmente en Cali, la luz al atardecer se tiñe brevemente de dorado seguido a veces por un intenso azul. Generalmente inmersas en las nu­bes, se pueden apreciar las dos cordilleras: la Central, alta y abrupta y, con sus impresionantes Farallones de Cali, la Occi­dental, más baja, desde cuyo piedemonte, al norte del valle, se ve el lento fluir del río a su lado. Pero, en su parte sur, el valle es como una inmensa pla­nicie sin fin. Pampa la llamaba Isaacs. La exuberante vegetación es sin embargo matizada; la calina es fre­cuente y el ambiente reverberante en los días de mucho sol.
          Este pai­saje ha sufrido notables variaciones en los últimos 50 años: en el "plan" los numerosos bosques y gua­dua­les, separados por amplios llanos, poco a poco han sido sustituidos, unos y otros, por sosas "suertes" de caña de azúcar. En los pi­demontes, sus numerosas quebradas generalmente es­tán secas en el verano y en el invierno sucias. Los feos suburbios de Cali invaden la planicie. Las carreteras se convierten en largas y feas calles. Cada vez es menos la belleza vallecaucana. Solo va quedando sola la nostalgia de su recuerdo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Pasos pompeyanos. 05.02.2015

          Ya los romanos los usaban, como en Pompeya, de donde toman su nombre, para cruzar sus calles sin mancharse con la inmundicia y el barro . Pero ahora y aquí, el que se ha dicho que se hará al final del Paseo Bolívar definitivamente es un paso adelante en esta ciudad sin andenes por donde pasear y ni siquiera caminar. Decir que un semáforo allí causará trancones viales es exagerado aunque por supuesto no existirían nunca si estuviera unido con el anterior y el siguiente, generando por la Avenida 2º Norte una “ola verde”, es decir una serie de semáforos coordinados para permitir el flujo continuo del tránsito rodado sobre varias intersecciones en una misma dirección . Pero mejor seria el hundimiento de la Avenida desde el edificio Las Ceibas hasta el Conservatorio, y prolongar el puente peatonal del CAM hasta donde hoy está la Plazoleta de la caleñidad, ya propuestos por Sara María Giraldo, Heinz von Halle y el autor de esta co...

El estado de la cuestión. 21.02.2024

 Se trata de la base teórica sobre la que se sustenta un escrito, o que se rebate en su desarrollo posterior, y que forma parte del mismo. Pero si bien es lo ético en una columna de opinión, debería ser obligatorio en toda propuesta para la ciudad, lo que no suele suceder en Cali en donde cada cuatro años cada nuevo Gobierno Municipal simplemente ignora las propuestas de los anteriores e improvisa otras. Es lo que ahora hay que evitar en el caso del interés actual por el Centro de la ciudad o la propuesta para el Tren de cercanías, la que primero que todo se debería sustentar en la conformación del Área Metropolitana de la ciudad a partir de la que de hecho ya existe. El Área Metropolitana es la que engloba una ciudad principal (la metrópolis) que le da su nombre, y una serie de ciudades dormitorio, industriales, comerciales o de servicios (Wikipedia). Por eso la de Cali no se debe confundir con la región de ciudades del valle alto del rio Cauca, que se extiende de la Virginia a Sa...

Viaje a la arquitectura

  Recorriendo su bello país de la mano de José Saramago (Azinhaga, Portugal 1922-2010 Tías, Las Palmas, España, Premio Nobel de Literatura de 1989) de octubre de 1979 a julio de 1980, es muy grato encontrar a lo largo de Viaje a Portugal, 2022, más de 726 páginas de comidas, bebidas, gentes, paisajes, plazas y parques. Y capillas, iglesias, palacios, castillos y murallas -17 declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco- la gran mayoría muy interesantes para entender, con las palabras de Saramago, en qué consiste lo emocionante que pueden ser, y por qué “la utilidad no es incompatible con la belleza” (p. 450) y que “la arquitectura, sólo por sí, puede hacer feliz a un hombre” (p. 439). Escribiendo sobre la iglesia del Senhor Bom Jesus, en Matosinhos, dice Saramago que su arquitecto, Nicolau Nasoni (San Giovani, Valdarno, Italia 1691-1773 Oporto, Portugal) supo “entender los misterios del granito lusitano, darles espacio para llegar mejor a los ojos, alternando lo oscuro de la...