Lamentablemente no es la primera vez
que la policía toma por asalto la universidad destrozando violentamente
instalaciones y equipos. Hubo otras. Hace 30 años fue su sede de San Fernando.
El muerto, ahora, un agente, antes, un estudiante. Nada han cambiado las cosas.
La policía sigue pensando que "universitario" es sinónimo de
terrorista, el Consejo Académico no se atreve a usar su autoridad legal por no
aparecer autoritario y de derechas, la comunidad universitaria se lava las
manos y muchos en ella piensan que las universidades públicas son zonas de
distensión vedadas a la ley y a las autoridades nacionales.
Si
la policía estuviera adentro, como en alguna época se hizo, podría defender la
universidad de los terroristas que la usan para esconderse, y también vencer la
rabia que le tiene. Si las directivas de la universidad denunciaran a sus
falsos estudiantes, aunque estén algunos matriculados, como es su deber, se
evitaría lo que volvió a pasar. De todo esto se habla mucho. En lo que poco se
piensa es en el enorme error que significó la sede de Meléndez, donde se creó
un espacio que facilita los desmanes, el tráfico de drogas y los robos que allí
ocurren.
Sacar
la universidad a la periferia de la ciudad fue ya una equivocación. Solo sirvió
para valorizar las tierras a su alrededor. Pero además, sus residencias se
pensaron más para los Juegos Panamericanos, cuando se estrenaron, que para sus
necesidades reales. Pronto fueron cerradas por los problemas que ocasionaban y
adecuadas precariamente para salones, laboratorios, oficinas e improvisados
auditorios. Por lo contrario, no se construyeron los edificios de Salud y
Arquitectura, que tuvieron que permanecer en San Fernando (la última
afortunadamente hasta hace cuatro años) desmembradas de la biblioteca y la vida
universitaria.
Pero
lo mas grave es que el modelo norteamericano que se siguió, de campus abierto
con edificios diseminados en una amplia zona verde, hace que sea muy difícil de
vigilar y controlar, como sí se puede hacer en la sede de San Fernando después
de que se cerró su perímetro con nuevas construcciones dejando pocas entradas.
Meléndez tiene sólo tres porterías pero la malla con la que se cercaron los
baldíos que la rodean es vulnerable por todas partes. Ahí todo el mundo anda
como Pedro por su casa.
No
así muchos profesores jubilados que ya no pueden considerarla suya: las
directivas, para complacer, sin consideración alguna, las exigencias del
Ministerio de Hacienda, dieron carta blanca a costosos abogados para que los
amedrenten responsabilizándolos del descalabro financiero, y pidiendo, en
contra del derecho fundamental a la vida, la suspensión parcial de sus mesadas
y, cínicamente, su devolución pese ha que todavía les adeudan la mitad de las
del año anterior. Los acusan de ilegalidades en sus jubilaciones, situación
creada por los directivos y el Gobierno y no por los profesores, que se
acogieron a unas normas que llevaban más 25 años aplicándose.
No;
el ahogado aquí sí que hay que buscarlo río arriba. En otra forma de violencia.
En gobiernos centralistas que por años
la discriminaron, comparada con la Nacional (y la de Antioquia) desconociendo
su rápido crecimiento y sus logros en graduados, investigaciones, trabajos de
extensión y formación de profesores. En los miopes empresarios y políticos
locales a los que no les importa. En un Consejo Superior que aprobó todo,
incluidas las jubilaciones. En unas directivas que después de dilatarla
hipócritamente por más de un año, echaron a la basura la propuesta de un grupo
amplio de sus jubilados, muchos de ellos Profesores Titulares, de un acuerdo
que incluía no solo la disminución de sus mesadas sino el dar clases ad
honorem.
Parece
que en la del Valle lo importante no es la solución de sus problemas sino
guardar las apariencias. Seguirán periódicamente los disturbios, y la crisis
financiera está sin superar. Ni siquiera se ha nombrado al Director de la
Escuela de Arquitectura. Que irresponsabilidad con el futuro de la ciudad y la
región; sobre todo viniendo de una institución que se piensa educativa.
Comentarios
Publicar un comentario