Aquí comienzan con la
Bogotá de Sin remedio. Hasta Antonio
Caballero la literatura era, como la violencia, campesina. De María a Cien años de soledad pasando por La Vorágine. Es como si no
hubiera ciudades. Las crónicas lo fueron de la Conquista y en la Colonia lo que
no había era literatura. Solo Conquista y descubrimiento del Nuevo Reino de
Granada de las Indias Occidentales del Mar Océano y fundación de la ciudad de
Santa Fe de Bogotá primera de este Reino
donde se fundo la Real Audiencia y Cancillería y siendo la cabeza se hizo
Arzobispado, de Juan Rodríguez Freile. Algo se vislumbra de la Cartagena
colonial en Del amor y otros demonios de
García Márquez; de Cali en Que viva la música
de Andrés Caicedo, Bomba Camará
de Humberto Valverde o La ceremonia de la soledad de Fernando Cruz Kronfly, y de Medellín en La
Virgen de los sicarios de Fernando
Vallejo.
Las ciudades de las novelas están, pues, afuera. Lubeck en
El Rodaballo de Günter Gras mucho antes
del Nobel. Alejandría es El Cuarteto...
de Lawrence Durrell, El Cairo El callejón de los milagros de Naguib Mahfous y Salvador Tereza Batista
cansada de guerra de Jorge Amado. ¿Como
poseer Granada sino con El manuscrito carmesí
de Antonio Gala y por supuesto Los cuentos...de Washington Irving ? La
Romana de Alberto Moravia lleva también
a Roma. Tánger es una pero Déjala que caiga
con Paul Bowles (que acaba de morir allí) para que veas. Las cenizas de
Angela de Frank McCourt mostraron
Limerick a principios del siglo y su nuevo libro la Nueva York de mediados. La
ciudad y los perros de Mario Vargas
Llosa ladra a Lima y El santo oficio de la memoria de Mempo Giardaneli se aplica a la Buenos
Aires de hace cien años. De La Habana viene cargado Alejo Carpentier con El
siglo de las luces. Pocos quedan que conocieron esa Córdoba lejana y sola de
Federico García Lorca en el Romancero gitano , pero La piel del tambor de Arturo Pérez-Reverte es la Sevilla de hoy.
Se supo de la Praga del Imperio Soviético (y de su inminente derrumbe) por La
broma de Milan Kundera. La Dublín de
James Joyce es la del Retrato del artista adolescente y Bombay la de El último suspiro del moro de Salman Rushdie o mejor El suelo bajo sus
pies. La Historia del cerco de Lisboa
permite tocarla y Ensayo sobre la ceguera, ambas de José Saramago,
verla. París era una fiesta para
Hemingway pero diferente a la de Proust En busca del tiempo perdido y no tenia ya El perfume de Patrick Súskind. Tenochtitlán y Cuzco en
la tetralogía de El Corazón verde de
Salvador de Madarriaga pero México en Noticias del Imperio de Fernando del Paso. ¿Tendrá el DF novela?
Las ciudades de Italo Calvino son
invisibles y Macondo, o Comala de Juan
Rulfo, maravillosos pueblos que no existen. Voltaire en Nueva York de José Ferrater Mora no trata de Nueva York
ni de Voltaire.
¿Pero cual otro el escenario de La cita de Jorge Guillermo Silva sino una ciudad
olímpica? "Fue hace 18 años,
bajando de madrugada esa rambla que nunca fue árabe, y que hoy miro desde su
amplio ventanal desolado y solo, cuando lo vimos de repente, unidos por el frío
y la pasión, y le prometí enamorado que un día no lejano (o una noche, una
noche en que la luna acabara de elevarse llena y grande en los cielos
turbulentos y esparciera su luz blanca de tungsteno por la calle) la llevaría
casada a ese esplendoroso y blanco hotel modern style para gozar allí sus mejillas, sus sienes y
sus manos adoradas. Olvidaba que la noche anterior, muy lejos, aun en
Marienbad, en ese verano eterno de allá lleno de murmullos, de perfumes y de
músicas de alas, cuando las plantas exhalan sus más suaves y misteriosos aromas
y en el fondo del valle arden en la sombra negra y húmeda luciérnagas fantásticas,
ella, a mi lado, lentamente, contra mí ceñida toda, muda y pálida, pregunto de
pronto por qué Cabrera Infante, como si un presentimiento de amarguras
infinitas hasta el más secreto fondo de sus fibras la agitara, mientras yo,
ausente (preparaba una disertación (que también fue un fracaso) para un
encuentro sobre poesía colombiana en Barcelona) trataba en vano de memorizar el
famoso nocturno separado de ella por el tiempo y la distancia y el recuerdo de
Efraín que mi mente atormentaba."
Comentarios
Publicar un comentario