La ciudad tradicional occidental, como
se conoció hasta el siglo XIX, y en algunos casos hasta bien entrado el XX,
está desapareciendo, sobre todo en Hispanoamérica. Sólo se conserva, como tal,
en los centros históricos, principalmente en Europa, y eso con muchas
modernizaciones en los servicios de energía, comunicaciones, transporte y
suministro y evacuación de agua. Es claro es que ya no se hacen más ciudades
tradicionales; sin embargo, como es el caso ejemplar de París, Barcelona,
Sevilla y recientemente, Bilbao, se las continúa modernizando con nuevos
monumentos, espacios urbanos y edificios, y nuevos y mejores servicios. Otras,
incluso, se las re inventa de nuevo. Como Berlín: rodeando el inmenso
Tiergarten, a lo largo del ex muro de Berlín y del ya nostálgico Checkpoint
Charlie, se han multiplicado las construcciones, comenzadas tímidamente, en el
lado este, en las décadas de 1950 y 1960,
para que la ciudad sea de nuevo la capital de Alemania. El Reichtag se
renueva y se amplia, y la Posdamer Platz, destruida completamente durante la
guerra, aspira a ser de nuevo la mas animada de Europa y de hecho es ahora el
mayor conjunto de obras del continente. Para no hablar de la reconstrucción de
toda la infraestructura de la parte oeste venida a menos después de cuatro
décadas de administración de la antigua RDA.
De
otro lado, la población de las ciudades más grandes del occidente, que había
estado mermando desde la década de 1950, está aumentando nuevamente desde 1980.
Tal parece que entre más grandes más pobladores atraen; y, como siempre, siguen
siendo el centro de las civilizaciones con todo lo bueno y lo malo de la vida
humana. Pero el nuevo incremento de la población en las ciudades a finales del
siglo XX, no está limitado a las más grandes ni a los suburbios. A partir de 1980, por ejemplo en los Estados Unidos,
la población de las áreas centrales de las ciudades aumentó por primera vez
desde la década de 1940, y los Angeles, famosa por no tener área central, se
llenó de rascacielos. La precursora de las grandes ciudades actuales fue Nueva
York: y posiblemente siga siéndolo.
No
solamente la civilización no seria posible sin estos artefactos, las ciudades,
sino tampoco, en las condiciones actuales, la vida humana misma de los cerca
6.000 millones de habitantes que hoy llenan el planeta, pues cerca de la mitad
viven en la medida en que habitan en las ciudades. Es cierto que en ellas fue
donde pudieron desarrollarse los conocimientos que permitieron la explosión
demográfica, pero también es cierto que fue en ellas en donde primero y de
manera más radical se disminuyó la tasa de natalidad; si siguen aumentando en
número y habitantes, principalmente en los países en desarrollo, es por las
gentes que dejan el campo y las pequeñas poblaciones buscando no solamente
mejores oportunidades sino una vida más significativa y más libre en las
ciudades. No queda más remedio que buscar disminuir sus indudables problemas y
tratar de que sus innegables oportunidades y beneficios se extiendan cada vez
más y mejor entre sus habitantes.
En
Colombia, a la ostensible falta de justicia y de trabajo, se suma la de
posibilidades de intercomunicación, educación y recreación. Las ciudades son,
es un hecho, el mejor ambiente para lograrlas porque en ellas son inseparables
la democracia y la libertad. Es muy disiente la ausencia de políticas de los
últimos gobiernos para las ciudades y la carencia total de ellas de la
subversión. Pero las cosas comenzaron a cambiar con la alcaldía de Castro y,
sobre todo, con la de Mockus continuada acertadamente por la de Peñalosa: en
Bogotá no solamente ya no se eligen "descaros" sino que la gente esta
comenzando a entender que los espacios públicos son para ellos, precisamente.
Allí esta concentrada más de la mitad de la economía, la educación, la
intercomunicación y la recreación del país. Medio país pero, y este es el
problema, si mucho una décima parte de sus habitantes pues incluso muchos
bogotanos no tiene acceso a lo que les brinda la capital. Pero están cerca:
algo les tocará del Country.
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