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¿Del dicho al hecho?. 26.09.2002


Sin duda el transporte público es crucial para Cali. Y, desde luego, con el tren ligero sería necesario que los buses y busetas cambien sus rutas actuales para alimentarlo, lo que implicaría uno o dos transbordos y meterse con el poderoso y poco imaginativo gremio de los transportadores.
Pero, ¿será la solución una versión empobrecida e improvisada a última hora del TransMilenio de Bogotá? ¿Qué se pretendía llamándolo igual cuando lo único que –desafortunadamente- tienen en común son los buses de plataforma alta y los aparatosos paraderos elevados 90 centímetros sobre las calles? ¿Es correcto decir que es un “sistema” cuando no involucra a las otras tecnologías de transporte con que cuenta la ciudad, ni mucho menos a los peatones? ¿Es progreso una tecnología obsoleta cuando en todas partes se están usando buses de plataforma baja, a menos de 20 centímetros del anden, y que funcionan con gas o tienen filtro catalizador? ¿De verdad creen que van a sacar de circulación los mas de 1000 camiones disfrazados de buses que prestan servicio en la ciudad? ¿Creen, en serio, que convocando a un concurso público para su diseño, aparecerá más espacio urbano de donde no lo hay? ¿Juran que no les va a pasar nada a los samanes de la Quinta? ¿Por donde piensan meter el transito que será desplazado? ¿Podemos esperar que el Gobierno Central cumpla sus promesas si ya las esta incumpliendo con Bogotá?
En lugar de cuatro carriles, los buses articulados solo contaran aquí con dos, y bahías de parada en las estaciones. Los buses expresos, si los hay, tendrán que ir detrás de los locales y no como “saetas”, y si alguno se daña, los otros tendrán que pasarse a los carriles de los carros; si en Bogotá ya ha habido accidentes con cuatro carriles exclusivos para ellos ¿como será si tienen que compartirlos? Pero lo mas grave es que no quedara espacio suficiente para ampliar significativamente los andenes, especialmente en el centro que es donde mas se necesita. Las buenas intenciones de Metro Cali de hacerle mas y mejor espacio urbano público a Cali, no pasan de ser un canto a la bandera, como lo fue llamar Transmilenio (sin ni siquiera con la M) a un sistema que no pasa de ser su muy pobre remedo. Cantos a la bandera que junto con los datos generales sobre las bondades e intenciones del proyecto es lo único que, sin comprobar ni criticar, se le ha informado a la opinión pública sobre el mismo, además de alabar la realidad alabable del de Bogotá para justificar el proyecto muy criticable de Cali. ¿O es que la “información” que salió en los periódicos hace unos días es tal?
Cualquier ciudadano puede constatar lo dicho en los planos que reposan en las oficinas del tercer piso de la antigua Estación (Felicitaciones a Metro Cali por su recuperación) y que se pueden consultar; ¿o no? También puede aprovechar para ver las maquetas medio abandonadas del abandonado proyecto del tren ligero, también incuestionable en su momento, y desde luego, así mismo, avalado por expertos internacionales. Durante años nos dijeron que era la mejor solución y nunca se habló de “su enorme costo”. ¿Cuál es la verdad? ¿Para que gastar plata haciendo un estudio de impacto ambiental si ya se “decidió” que la panacea para Cali son los buses articulados de plataforma alta? Por supuesto el que se hizo para el tren ligero paró en la basura sin que nos enteráramos ni siquiera de cuanto nos costó.
La mejor colaboración para que un proyecto de tanta envergadura en verdad beneficie a la ciudad, es criticarlo a fondo y con suficiente tiempo para que se puedan corregir al máximo sus fallas o comprobar que no las tiene, cosa difícil de creer en este país que mas parece una colección de errores que otra cosa. Los contribuyentes, que pagaremos el sistema de buses articulados y que actualmente pagamos a Metro Cali, el Gobierno y la guerra por la paz, tenemos todo el derecho a que se nos informe con tiempo; y a criticar también con tiempo, o sino para que. Como lo pedía el editorial de El País, se necesita la participación activa de la ciudadanía ¿O será que nos merecemos otra PTAR?

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