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Las embajadas de los países nórdicos. 12.09.2002


Una de las obras mas interesantes y bellas de las muchas que se han realizado en Berlín en los últimos años, ahora que es nuevamente capital de Alemania, es un largo y alto muro, quebrado como solía hacerlo el gran arquitecto finlandés Alvar Aalto, conformado por grandes persianas de bronce verde, al lado del Tiergarten, el gran parque de la ciudad, en un barrio en donde había antes de la Guerra diversas embajadas, entre ellas las de Finlandia y Suecia, las que cedieron sus lotes adyacentes para el proyecto. Adentro están, formando una plazuela y separadas por evocadores espejos de agua, los edificios de cinco pisos de las misiones de Islandia, Noruega, Finlandia, Suecia y Dinamarca, mas un edificio de servicios comunes y un parqueadero en el sótano. El conjunto fue el resultado de un concurso entre arquitectos de la Unión Europea, que ganaron Alfred Berger y Tina Parkinen; y cada una de las embajadas, el de otros entre arquitectos del respectivo país.
          Interesante ejemplo para los concursos de arquitectura en Colombia éste concurso, a varias vueltas y escalonado. Fue similar al empleado en la Potsdamer Platz, también en Berlín, en donde, a pesar de que hasta ahora no ha sido tan exitoso, arquitectónicamente, ha producido mejores resultados que los insípidos edificios de vidrio que rodean la Biblioteca Nacional de Francia y que terminaron por quitarle todo ímpetu a sus cuatro torres también de vidrio, que hoy, desde el centro de la ciudad, ya no se destacan en el paisaje parisino, al lado del Sena, como fue su propósito. Los concursos de arquitectura bien realizados han producido desde que existen importantes edificios, pero en Colombia, en lugar de mejorarlos los hemos ido dañando, al punto de que ahora los deciden más los abogados que los arquitectos.
          Pero lo mas importante es que ya se ha establecido en Europa una manera diferente –civilizada- de intervenir arquitectónicamente en las ciudades. La información previa y con suficiente tiempo sobre las obras que se piensa acometer, la polémica ciudadana, la participación de profesionales calificados, los concursos bien hechos y para todo, las reglamentaciones edilicias claras y pertinentes, el respecto por el patrimonio construido e incluso por la simple huella de lo anterior, la limpieza del paisaje urbano retirando cada vez mas la publicidad del espacio público y el mantenimiento oportuno de lo que se hace, contrastan con la atarbanería, la ignorancia y mal gusto con que seguimos tratando a Cali, muchas veces con la mejor voluntad.
          Muy buenas todas las embajadas de los países nórdicos, sin embargo la mejor es la de Finlandia, de Rauno Lehtinen, Pekka Mäki y Toni Peltola. Recién graduados, era su primer concurso importante, fue su primer trabajo y ya han recibido varios premios internacionales. El edificio, llamado “Kannel”, una variación de “kantele”, un instrumento musical, cuenta con apenas 1.860 metros cuadrados y, como los otros, es muy sencillo y evocador. Fue inaugurado en octubre de 1999. Está construido principalmente con vidrio, metal y piedra en varias formas, y madera, mucha madera, que alude al paisaje, los bosques y la arquitectura tradicional finlandesa, y por supuesto concreto estructural.
Magnífico ejemplo, este, para los cinco países bolivarianos o para los cuatro que formaron la Gran Colombia, o al menos para Colombia y Panamá, que podrían tener una sola sede en Berlín o, incluso, una única embajada ante la Unión Europea y consulados generales en sus distintos países. No en vano compartimos la lengua, la religión, la arquitectura y en general la cultura y los paisajes andinos, como también a Bolívar, y su bandera (con excepción de Panamá y Perú), y casi que la moneda pues ya Panamá y Ecuador funcionan con dólares americanos. Pero tal vez sería demasiado ahorro, y Venezuela ya tiene su embajada ante Alemania en un bello palacete en Potsdam, a poco más de media hora del Reichstag; y de todas maneras no sería en Berlín sino en Estrasburgo; y qué embajador querrá irse para allá, al fin y al cabo también compartimos el subdesarrollo, que, como se sabe, es un problema mental.


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