Ir al contenido principal

Embellecer a Cali. 05.09.2002


Este fue el tema del encuentro promovido por la Asociación Colombiana de Ingenieros, ACIEM, Capítulo Valle, pero, lástima, pensaban era en otra cosa. Ninguno de los otros expositores ligó su discurso con esa cuestión apasionante y compleja que es la belleza. Pero al menos algunos asistentes quedaron con la inquietud de que la estética urbana es cosa distinta de lo que hoy se cree aquí, y que es definitiva para la calidad de la vida en las ciudades.
¿Como embellecer lo que ya lo es? Que más bello que el valle del Río Cauca. O que Cali, entre dos bellos cerros, atravesada por un río, bello como el poema de Eduardo Carranza, inmersa en una frondosa y variada vegetación y con los bellísimos Farallones de fondo. Sus ríos y riveras son prodigiosos. Son bellas su Torre Mudéjar, La Merced y San Antonio, y las calles tradicionales, y lo son también, aun cuando con belleza prestada, su Palacio Nacional, el Episcopal, sus dos teatros y hasta la Ermita y no pocas avenidas. Muchos edificios y casas modernos de mediados del XX son de lo mejor que se hizo en el país. A las salidas de la ciudad hay cuatro hermosas avenidas de samanes (que por lo visto no conoce Peñalosa pues nos propone que hagamos una), y hay parques muy bellos como el del Acueducto.
          Lo que volvió a Cali muy fea fue precisamente la destrucción parcial, en aras de su “modernización”, de lo que la hacia bella, y, de contera, los propósitos de “embellecerla”, como el fatal rediseño de la Sexta o los monigotes imitación bronce que “adornan” varias fuentes o las floresitas que insisten en ponerle a la Avenida Colombia y que no llegaran a las navidades. El paisaje del valle fue destruido por el monocultivo sin gracia de la caña de azúcar, y el de Cali tapado la publicidad exterior; los cerros están cubiertos ramplonamente de antenas y son quemados cada verano; el Río Cali disminuido; la vegetación arrasada y los Farallones ocultos por la contaminación. La riveras del Pance se aplanaron para campos de fútbol y se tugurizaron. La torre Mudéjar, única en América, fue aplastada por insulsos edificios innecesariamente altos; La Merced quedó sin barrio; y aunque el de San Antonio resiste, las diferentes líneas de paramento con las que se buscaba ampliar sus calles (y destruir sus casas viejas) lo dañaron mucho. Casi todos los edificios moderno-historicistas, que establecieron la nueva imagen de la nueva capital del  nuevo departamento, fueron demolidos para “modernizar” la ciudad para los Juegos Panamericanos. Después cayeron muchas casas y edificios modernos, o se pintarrajearon, como el Edificio Belmonte, o se los asfixia con publicidad. El narcotráfico inundó a Cali de esperpentos. Los samanes se talaron para ampliar las avenidas y construir puentes para los carros particulares. Los parques están abandonados o cedidos en comodato y ahora se comienzan a invadir con “mupis”;  el del Acueducto quedó disminuido y dividido por la ampliación torpe y abandonada de la Circunvalación. Y así.
          Habría que, pues, sencillamente abstenerse de monumentos y adornos que no lo son. Proteger la cordillera y las cuencas de sus ríos. Arborizar los reservorios que riegan los cañaduzales que la rodean y recuperar los guaduales. Poner un solo soporte de antenas en las Tres Cruces y otro en Cristo Rey. Dejar las vegas de los ríos como siempre fueron: piedras, prado y árboles nativos. Hacer las obras públicas con dignidad, como antes. Arborizar y ampliar mucho todos los andenes y bajar los carros de ellos y en cambio subir las bicicletas. Proteger los barrios tradicionales que quedan. Parar la demolición del patrimonio y reglamentar alturas y colores. Prohibir pasacalles, vallas aéreas y culatas, y volver fachadas las existentes (para lo cual tendrían que pagar derechos), y hacer obligatorios los paramentos. Quitar los embelecos y la publicidad que se han puesto para “embellecer” avenidas y parques, y poner las zonas deportivas en otras partes o de otra manera. Y hacer un gran lago en el gran parque previsto hace años en la Base Aérea; embellecería de verdad a Cali: las ciudades bellas suelen estar junto al agua.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Pasos pompeyanos. 05.02.2015

          Ya los romanos los usaban, como en Pompeya, de donde toman su nombre, para cruzar sus calles sin mancharse con la inmundicia y el barro . Pero ahora y aquí, el que se ha dicho que se hará al final del Paseo Bolívar definitivamente es un paso adelante en esta ciudad sin andenes por donde pasear y ni siquiera caminar. Decir que un semáforo allí causará trancones viales es exagerado aunque por supuesto no existirían nunca si estuviera unido con el anterior y el siguiente, generando por la Avenida 2º Norte una “ola verde”, es decir una serie de semáforos coordinados para permitir el flujo continuo del tránsito rodado sobre varias intersecciones en una misma dirección . Pero mejor seria el hundimiento de la Avenida desde el edificio Las Ceibas hasta el Conservatorio, y prolongar el puente peatonal del CAM hasta donde hoy está la Plazoleta de la caleñidad, ya propuestos por Sara María Giraldo, Heinz von Halle y el autor de esta co...

El estado de la cuestión. 21.02.2024

 Se trata de la base teórica sobre la que se sustenta un escrito, o que se rebate en su desarrollo posterior, y que forma parte del mismo. Pero si bien es lo ético en una columna de opinión, debería ser obligatorio en toda propuesta para la ciudad, lo que no suele suceder en Cali en donde cada cuatro años cada nuevo Gobierno Municipal simplemente ignora las propuestas de los anteriores e improvisa otras. Es lo que ahora hay que evitar en el caso del interés actual por el Centro de la ciudad o la propuesta para el Tren de cercanías, la que primero que todo se debería sustentar en la conformación del Área Metropolitana de la ciudad a partir de la que de hecho ya existe. El Área Metropolitana es la que engloba una ciudad principal (la metrópolis) que le da su nombre, y una serie de ciudades dormitorio, industriales, comerciales o de servicios (Wikipedia). Por eso la de Cali no se debe confundir con la región de ciudades del valle alto del rio Cauca, que se extiende de la Virginia a Sa...

Viaje a la arquitectura

  Recorriendo su bello país de la mano de José Saramago (Azinhaga, Portugal 1922-2010 Tías, Las Palmas, España, Premio Nobel de Literatura de 1989) de octubre de 1979 a julio de 1980, es muy grato encontrar a lo largo de Viaje a Portugal, 2022, más de 726 páginas de comidas, bebidas, gentes, paisajes, plazas y parques. Y capillas, iglesias, palacios, castillos y murallas -17 declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco- la gran mayoría muy interesantes para entender, con las palabras de Saramago, en qué consiste lo emocionante que pueden ser, y por qué “la utilidad no es incompatible con la belleza” (p. 450) y que “la arquitectura, sólo por sí, puede hacer feliz a un hombre” (p. 439). Escribiendo sobre la iglesia del Senhor Bom Jesus, en Matosinhos, dice Saramago que su arquitecto, Nicolau Nasoni (San Giovani, Valdarno, Italia 1691-1773 Oporto, Portugal) supo “entender los misterios del granito lusitano, darles espacio para llegar mejor a los ojos, alternando lo oscuro de la...