Casi todas las opiniones que se dan
sobre el Metro de Cali dejan de lado su característica más importante: es un
tren de superficie, recto y a nivel, lo que redundará en una sencilla y
económica construcción, que no perturbará a la ciudad, y en unos bajos costos
de mantenimiento y operación, además de ser más agradable circular a la luz del
día que en un túnel, y más seguro considerando que estamos en una zona de alto
riesgo sísmico. A diferencia de los convencionales, que son enterrados y por lo
tanto muy costosos, no es mucho más caro que un sistema de buses articulados y
si más eficiente y económico de operar. Además no presenta los inconvenientes
de uno elevado (afectación negativa del espacio público debajo del viaducto y
perturbación a los edificios vecinos), como el de Medellín, los que sólo se
resuelven si se hace sobre el separador de una amplia avenida, como el de
Bangkok, con lo que el costo se elevaría nuevamente en la medida en que habría
que construir ambos, el metro y la avenida, pues aquí ninguna existente se
presta para ello a lo largo de la ciudad.
Se
ha dicho que el Metro dividirá a Cali pero lo cierto es que el corredor férreo
ya lo hizo. Por lo contrario, es la oportunidad de unirla mediante las 20
avenidas que cruzan la línea férrea y el par vial de la 25-26, mediante pasos a
dos niveles utilizando las manzanas existentes a manera de "orejas"
para poder continuar los andenes de las avenidas, y disponer en ellos de
comercios y servicios complementarios del Metro, de forma tal que la ciudad
completa pase al otro lado y no solamente los carros. Por esto las estaciones
deberían estar debajo de los puentes o al menos cerca de ellos; o encima, pues
en el norte, donde el terraplén de la carrilera es bastante alto, se tendrían
que hacer pasos semi subterráneos. Finalmente, las zonas libres, que quedarán a
ambos lados de las vías, deberán unirse mediante pasos peatonales amplios,
derechos y suaves, y, en donde sea posible, las vías se podrán aislar con una
barrera de árboles y arbustos, además de la malla de seguridad, para aislar
acústica y visualmente el paso frecuente de los trenes.
Por
supuesto hay que olvidarse por ahora de la costosa línea subterránea al centro
y reemplazarla por buses articulados por la Avenida de las Américas o por la
carrera 10; y desde su inicio prolongar el servicio a Yumbo y Jamundí mediante
un tren de cercanías, por la vía existente. Para evitar que los buses compitan
con el Metro, como sucede en Medellín, en lugar de complementarlo, habrá que
establecer y autorizar únicamente rutas que alimenten los trenes, como parte
integral del sistema, usando todos los buses, busetas, camperos y taxis que hoy
constituyen el transporte público de Cali. Y construir andenes; parece que
adoramos tanto los carros que olvidamos que siempre empezamos y terminamos
siendo peatones. En pocas palabras, se trata de que el transporte público
funcione como un solo sistema y sobre todo bajo una sola autoridad, y a largo
plazo, independientemente de si sus varias compañías son públicas o privadas,
nuevas o existentes, de una tecnología o de otra, o cuales se implementan
primero.
Pero
en Colombia, desde los camperos hasta los aviones, el transporte público hace
lo que se le da la gana. El problema estriba, pues, en la convicción informada
y culta de que en un adecuado sistema integral de transporte público se juega
el futuro de sus ciudades, y en la autoridad para lograrlo. Bogotá esta dando
el ejemplo: sus transformaciones en los últimos años han contribuido mucho más
a la paz del país que los diálogos del Caguán. Desafortunadamente en Cali
tenemos la costumbre frívola de copiar resultados no el procesos. La opción no
es Metro o Transmilenio; es: trenes y buses articulados y de los otros,
busetas, camperos y motocarros, y taxis además de ciclovias y andenes. Un
sistema de sistemas. Planificar la ciudad sin su transporte público es un error
fatal. Es no entender que las grandes ciudades premodernas del mundo no
tuvieron más alternativa que el tren subterráneo; pero en Cali, que esta por
rehacer, hay que repensar su transporte y su planificación como dos caras de la
misma ciudad.
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