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¿Si no es Metro, entonces que?. 25.01.2001


Casi todas las opiniones que se dan sobre el Metro de Cali dejan de lado su característica más importante: es un tren de superficie, recto y a nivel, lo que redundará en una sencilla y económica construcción, que no perturbará a la ciudad, y en unos bajos costos de mantenimiento y operación, además de ser más agradable circular a la luz del día que en un túnel, y más seguro considerando que estamos en una zona de alto riesgo sísmico. A diferencia de los convencionales, que son enterrados y por lo tanto muy costosos, no es mucho más caro que un sistema de buses articulados y si más eficiente y económico de operar. Además no presenta los inconvenientes de uno elevado (afectación negativa del espacio público debajo del viaducto y perturbación a los edificios vecinos), como el de Medellín, los que sólo se resuelven si se hace sobre el separador de una amplia avenida, como el de Bangkok, con lo que el costo se elevaría nuevamente en la medida en que habría que construir ambos, el metro y la avenida, pues aquí ninguna existente se presta para ello a lo largo de la ciudad.
          Se ha dicho que el Metro dividirá a Cali pero lo cierto es que el corredor férreo ya lo hizo. Por lo contrario, es la oportunidad de unirla mediante las 20 avenidas que cruzan la línea férrea y el par vial de la 25-26, mediante pasos a dos niveles utilizando las manzanas existentes a manera de "orejas" para poder continuar los andenes de las avenidas, y disponer en ellos de comercios y servicios complementarios del Metro, de forma tal que la ciudad completa pase al otro lado y no solamente los carros. Por esto las estaciones deberían estar debajo de los puentes o al menos cerca de ellos; o encima, pues en el norte, donde el terraplén de la carrilera es bastante alto, se tendrían que hacer pasos semi subterráneos. Finalmente, las zonas libres, que quedarán a ambos lados de las vías, deberán unirse mediante pasos peatonales amplios, derechos y suaves, y, en donde sea posible, las vías se podrán aislar con una barrera de árboles y arbustos, además de la malla de seguridad, para aislar acústica y visualmente el paso frecuente de los trenes.
          Por supuesto hay que olvidarse por ahora de la costosa línea subterránea al centro y reemplazarla por buses articulados por la Avenida de las Américas o por la carrera 10; y desde su inicio prolongar el servicio a Yumbo y Jamundí mediante un tren de cercanías, por la vía existente. Para evitar que los buses compitan con el Metro, como sucede en Medellín, en lugar de complementarlo, habrá que establecer y autorizar únicamente rutas que alimenten los trenes, como parte integral del sistema, usando todos los buses, busetas, camperos y taxis que hoy constituyen el transporte público de Cali. Y construir andenes; parece que adoramos tanto los carros que olvidamos que siempre empezamos y terminamos siendo peatones. En pocas palabras, se trata de que el transporte público funcione como un solo sistema y sobre todo bajo una sola autoridad, y a largo plazo, independientemente de si sus varias compañías son públicas o privadas, nuevas o existentes, de una tecnología o de otra, o cuales se implementan primero.
          Pero en Colombia, desde los camperos hasta los aviones, el transporte público hace lo que se le da la gana. El problema estriba, pues, en la convicción informada y culta de que en un adecuado sistema integral de transporte público se juega el futuro de sus ciudades, y en la autoridad para lograrlo. Bogotá esta dando el ejemplo: sus transformaciones en los últimos años han contribuido mucho más a la paz del país que los diálogos del Caguán. Desafortunadamente en Cali tenemos la costumbre frívola de copiar resultados no el procesos. La opción no es Metro o Transmilenio; es: trenes y buses articulados y de los otros, busetas, camperos y motocarros, y taxis además de ciclovias y andenes. Un sistema de sistemas. Planificar la ciudad sin su transporte público es un error fatal. Es no entender que las grandes ciudades premodernas del mundo no tuvieron más alternativa que el tren subterráneo; pero en Cali, que esta por rehacer, hay que repensar su transporte y su planificación como dos caras de la misma ciudad.

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