Cuando aparecieron las ciudades al
oriente del Mediterráneo, hace varios milenios, se formaron primero densas y
desiguales manzanas con patios y solo después se regularizaron sus calles y
plazas. Y aunque al menos desde Roma hay andenes, como por ejemplo en Pompeya
(de ahí el nombre de paso pompeyano del cruce peatonal a nivel de los andenes),
solo se generalizaron por todo el mundo con la invasión de los carros hace
menos de un siglo. Pero en Cali los andenes están desapareciendo desde hace
unas décadas. ¿Será que estamos deshaciendo el camino de la civilización? Por
que lo que es un hecho histórico es que esta tiene que ver con las ciudades y
concretamente con sus calles y plazas en las que los ciudadanos caminan y se
encuentran. Asunto que aquí insistimos con atrevida ignorancia en no ver.
Los andenes del centro, herederos
de las aceras de la ciudad “republicana” de finales del XIX, son muy estrechos
y solo en pocas partes se ampliaron después y nunca suficientemente. A los de
los primeros ensanches, en barrios como San Fernando o Versalles, se les agregó
una pequeña franja verde siguiendo el modelo norteamericano, en donde está
destinada a recoger la nieve, pero ya Ciudad Jardín se hizo solo con calzadas
para los carros. Finalmente, las amplias zonas peatonales que supuestamente
acompañarían al Mio, y con las que trataron de convencernos de sus bondades
como renovación urbana, se quedaron casi todas en veremos y por lo contrario ya
le echaron un zarpaso al Parque Panamericano, supuestamente protegido por ser
Monumento Nacional, y los samanes de la Quinta siguen amenazados.
Además, los insuficientes andenes
de la ciudad son cada vez mas irregulares y ocupados por vendedores informales
o comercios y talleres adyacentes, o invadidos por los carros y por supuesto
llenos de postes. En Cali todo el mundo hace con “su” anden lo que le da la
gana para resolver sus necesidades o caprichos individuales. Hay barrios en
donde la cultura mafiosa que se ha apoderado de nosotros ha llevado a que sus
vecinos se crean con el derecho a modificarlos según su particular gusto. Al
paso que vamos pronto los mármoles tan de su querer que salen de sus casas para
mostrarnos su recientemente adquirida riqueza se tomarán hasta la mitad de la
calzada. En definitiva, en está ciudad es imposible caminar bien en ninguna
parte por el anden mas de un par de cuadras.
Por eso la gente se refugia
en los centros comerciales pese a que sus corredores cada vez se tugurizan mas
siguiendo el mal ejemplo de la ciudad pero en los que aun se puede andar. ¿Será
que una ciudad en la que no se puede caminar lo es tal? O tenemos que ignorarlo
creyendo las sandeces que dice la revista Semana sobre la nuestra, o irnos
acostumbrando a hacerlo en otra parte pues en Cali están desapareciendo no solo
los andenes sino las manzanas y los patios. Lo que va quedando aquí es un
reguero de construcciones mediocres en medio de vías llenas de huecos y
cruzadas por peligrosos policías acostados e inútiles puentes peatonales, con
casi todo su equipamiento urbano por fuera de su termino municipal, como lo
estará “su” futuro Centro de Eventos en Yumbo.
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