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(Des) información. 28.07.2005


Casi nunca la información sobre nuestra ciudad y región es completa, sistemática y rigurosa; ni concluyente cuando es posible. Fue mas fácil saber cuantas personas marcharon en protesta por el arboricidio que se viene que saber cuantos samanes estábamos defendiendo y no sabemos aun cuantos son indispensables para conservar la vieja alameda de la cual forman parte, ni mucho menos cuantos habría que sembrar para completarla pues ya está diezmada, pues esto ni siquiera se ha pensado. Nunca supimos porqué los buses articulados no son de plataforma baja pese a que lo hemos preguntando desde hace por lo menos tres años, y aun muchos no saben en que consiste la diferencia. Ni porqué no quemarán alcohol vallecaucano sino contaminante Acpm, ni porqué se les suprimió la caja automática ni si se les va a quitar el aire acondicionado o no. Tampoco el porqué de la insistencia en pasarlos por la Calle 13 pese a que nos habían convencido de que la única manera era enterrándolos. La información de Metrocali sobre el sistema de transporte colectivo de la ciudad a sido fatal. De nuestro no tiene sino el tramposo Mio.
Y que tal la edición de Semana dedicada al patrimonio nacional. En ella  no existimos. Solo María, mas faltaba, y una mínima foto del antiguo Hotel Alférez Real para ilustrar un pequeño texto sobre el Archivo Fotográfico del Departamento. La bellísima Torre Mudéjar, única en el Nuevo Mundo, no vale para ellos, ni la Merced ni San Antonio, ni el centro histórico de Buga ni la Casa del Virrey en Cartago, pese a ser monumentos nacionales. Como lo son tambien muchas de las cerca de 25 notables casas de hacienda que hay en la región. Nada de nuestra abundante arquitectura Español Californiano y Neocolonial, y menos aun de la Art déco, ni los edificios de Leopoldo Rother en Palmira ni los Laboratorios Squibb ni la nueva estación de Cali. Ni ninguno de los muchos edificios y casas de las décadas de 1950 y 60 que se levantaron aquí y que son ejemplo de la mejor arquitectura de esa época en Colombia. Y solo hablan superficialmente del mismo puñado de “arquitectos jóvenes” de Bogotá y Medellín que siempre mencionan en Semana en los artículos sobre el tema como si no existiera mas y mas pertinente arquitectura actual en el país.
           Y está, claro, la vergonzosa “Falla vial del Valle”. Los grandes y costosísimos puentes ya terminados sobre el Rió Cauca, pero que no se pueden usar, son fáciles de contar. Son tres; lo mismo que el del Hormiguero cuya reparación parece eterna. Pero cuantos mas hay en la misma situación ¿Alrededor de veinte? Cuántos hay iniciados y abandonados temporal o definitivamente ¿unos diez? Cuantos kilómetros de carretera terminados y debidamente señalizados (es un decir del que nada se informa) están listos pero no se pueden usar por falta de puentes o sencillas alcantarillas. ¿Cerca de cien? Y cuanto es el costo de reparar esas nuevas calzadas cuando se puedan usar pues ya se están deteriorando. Cuántos predios falta por adquirir, y cuanto valen, para poder poner en servicio esos numerosos puentes y decenas de kilómetros de carretera ya listos, de los que nos informa regularmente la prensa con bombos y platillos y gráficos engañosos. En cambio nunca dijeron que el cruce a dos niveles de Candelaria finalmente se terminó, aunque muchos no se toman el trabajo de usar sus orejas.

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