El CITCE de la Universidad del Valle
realizó para Metrocali hace ya tres años el Estudio de Impactos Urbanísticos
del MIO que incluía un inventario detallado de los árboles a lo largo de los
casi 50 kilómetros de sus vías troncales. Uno de sus propósitos era comprobar
sobre el terreno, y teniendo en cuenta las demandas técnicas del sistema de
buses articulados, su repercusión sobre los elementos característicos y
valiosos del paisaje y ambiente de la ciudad. Lamentablemente para el diseño de
las Troncales de la Carrera Primera y la Calle Quinta tal parece que no fue
considerado, entre otras cosas por que fue terminado después de que fue juzgado
el concurso que se realizo para su diseño. Y el hecho es que para la
implantación del proyecto actual en la Calle Quinta deberían removerse unos
1200 árboles, de ellos cerca de 130 de los ejemplares más valiosos, a lo que
los caleños definitivamente no estamos dispuestos.
Afortunadamente es
posible pasar los buses articulados por debajo de lo que queda de la alameda de
la Quinta sin destruirla, tal como está previsto en la mayor parte del diseño
actual, por donde hoy va la calzada central oriental, y ampliar los andenes e
incluir una cicloruta pero dejando solo tres de los cuatro carriles que suman
las dos calzadas central y lateral occidentales. Lo que es imposible es agregar
un tercer carril a la calzada lateral oriental (los dos carriles de sentido
opuesto del Mio reemplazarán la central) sin tocar al menos 78 grandes samanes
y una bella ceiba que no se pueden transplantar. Y habría que remplazar las
ocho estaciones centrales anchas previstas (las mas anchas del mundo), para las
que habría que sacrificar unos 52 árboles mas, incluyendo samanes y ceibas, por
estaciones laterales conectadas por cortos túneles, como las de cualquier tren,
considerando además que no serán muchos los pasajeros que tienen que hacer el
retorno. Y desde luego habría que eventualmente reubicarlas y racionalizar las
intercesiones y retornos viales, y hacerlos mas espaciados, como lo recomienda
la SCA, respetando los árboles y utilizando mas y mejor la Avenida Pasoancho,
la Circunvalar y el par vial de la 25-26 para el trafico que sería desplazado
de la Calle Quinta, pues este solo se reduciría en un futuro si se sacan del
servicio muchos de los buses actuales, cosa que no ha pasado ni en Bogotá ni
Medellín.
Desde luego cualquier propuesta hay que confrontarla
con el sistema operativo del MIO para evitar que sea mas costosa para los
contribuyentes y menos rentable para sus operadores. Pero también hay que
evaluar cuanto ganaría la ciudad. Ya se le han realizado importantes
modificaciones como no comenzar por la Troncal de Aguablanca ni concluir la de
la Carrera Primera abriendo en cambio un segundo frente de trabajo en el
extremo sur de la Calle Quinta. Es decir que ninguna llegará pronto al centro,
destino final que supuestamente fue la razón principal para abandonar la
expedita y central ruta sur-norte del corredor férreo. No hay disculpas, pues,
para no rediseñar la Quinta considerando esta vez prioritariamente la
conservación de sus grandes árboles patrimoniales y la reconstitución de su
alameda. Solo restará financiar el nuevo proyecto. Pero que no queden dudas: el
Mio solo tiene futuro si y solo si se respeta la última alameda que nos une con
nuestro pasado.
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