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Sí y solo si. 07.07.2005

El CITCE de la Universidad del Valle realizó para Metrocali hace ya tres años el Estudio de Impactos Urbanísticos del MIO que incluía un inventario detallado de los árboles a lo largo de los casi 50 kilómetros de sus vías troncales. Uno de sus propósitos era comprobar sobre el terreno, y teniendo en cuenta las demandas técnicas del sistema de buses articulados, su repercusión sobre los elementos característicos y valiosos del paisaje y ambiente de la ciudad. Lamentablemente para el diseño de las Troncales de la Carrera Primera y la Calle Quinta tal parece que no fue considerado, entre otras cosas por que fue terminado después de que fue juzgado el concurso que se realizo para su diseño. Y el hecho es que para la implantación del proyecto actual en la Calle Quinta deberían removerse unos 1200 árboles, de ellos cerca de 130 de los ejemplares más valiosos, a lo que los caleños definitivamente no estamos dispuestos.
Afortunadamente es posible pasar los buses articulados por debajo de lo que queda de la alameda de la Quinta sin destruirla, tal como está previsto en la mayor parte del diseño actual, por donde hoy va la calzada central oriental, y ampliar los andenes e incluir una cicloruta pero dejando solo tres de los cuatro carriles que suman las dos calzadas central y lateral occidentales. Lo que es imposible es agregar un tercer carril a la calzada lateral oriental (los dos carriles de sentido opuesto del Mio reemplazarán la central) sin tocar al menos 78 grandes samanes y una bella ceiba que no se pueden transplantar. Y habría que remplazar las ocho estaciones centrales anchas previstas (las mas anchas del mundo), para las que habría que sacrificar unos 52 árboles mas, incluyendo samanes y ceibas, por estaciones laterales conectadas por cortos túneles, como las de cualquier tren, considerando además que no serán muchos los pasajeros que tienen que hacer el retorno. Y desde luego habría que eventualmente reubicarlas y racionalizar las intercesiones y retornos viales, y hacerlos mas espaciados, como lo recomienda la SCA, respetando los árboles y utilizando mas y mejor la Avenida Pasoancho, la Circunvalar y el par vial de la 25-26 para el trafico que sería desplazado de la Calle Quinta, pues este solo se reduciría en un futuro si se sacan del servicio muchos de los buses actuales, cosa que no ha pasado ni en Bogotá ni Medellín.
Desde luego cualquier propuesta hay que confrontarla con el sistema operativo del MIO para evitar que sea mas costosa para los contribuyentes y menos rentable para sus operadores. Pero también hay que evaluar cuanto ganaría la ciudad. Ya se le han realizado importantes modificaciones como no comenzar por la Troncal de Aguablanca ni concluir la de la Carrera Primera abriendo en cambio un segundo frente de trabajo en el extremo sur de la Calle Quinta. Es decir que ninguna llegará pronto al centro, destino final que supuestamente fue la razón principal para abandonar la expedita y central ruta sur-norte del corredor férreo. No hay disculpas, pues, para no rediseñar la Quinta considerando esta vez prioritariamente la conservación de sus grandes árboles patrimoniales y la reconstitución de su alameda. Solo restará financiar el nuevo proyecto. Pero que no queden dudas: el Mio solo tiene futuro si y solo si se respeta la última alameda que nos une con nuestro pasado.

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