Sus problemas no son apenas la
suspensión de la licitación para su primer tramo, ni el crédito otorgado al
Alcalde por un transportador, ni las inquietudes jurídicas y técnicas
manifestadas por diferentes sectores; asuntos de los que a buena hora habló El
País el martes pasado, pero que son apenas coyunturales. No; lo mas preocupante
del MIO es su concepción y diseño urbano arquitectónico, y la equivocada
valoración que se insiste en darle, pues no solo comprometen su pronta
realización sino su éxito a largo plazo.
Un
proyecto de transporte urbano, y no apenas un servicio de transporte colectivo,
como se está volviendo el MIO, sería en verdad de gran importancia para Cali;
pero no su desarrollo. Por lo contrario, es el crecimiento económico, social y
político de una ciudad el que demanda la ejecución de proyectos como el MIO,
los que a su vez contribuyen a su desarrollo cultural, como se puede comprobar
en México, Caracas, Medellín y Bogotá. Pensar que el MIO es la “salvación” de
Cali es hacerlo con el deseo.
Un
servicio de transporte colectivo es apenas uno de los al menos cinco
componentes de un verdadero sistema de transporte urbano. El segundo son los
andenes que llevan a las estaciones o paraderos de los buses, trolebuses,
tranvías o trenes. Y si bien los simples andenes (tan despreciados en Cali)
permiten ellos solos que la gente se movilice en una ciudad (como se hizo
durante milenios y se continua haciendo en todas partes), no se puede decir lo
mismo de unos vehículos a los que no se pueda acceder con eficiencia, comodidad
y placer, por mas buenos que sean y “modernos” que se vean.
El
tercer componente son los buses, busetas y camperos que hoy prestan el
servicio. Pensar en salir de ellos, para que no compitan con los nuevos buses,
es un despropósito en un país pobre como este. Los ricos, como Estados Unidos,
los conservan, por supuesto, como los de El Paso que tienen aun sus viejísimas
y bellas carrocerías de madera igual que los centenarios tranvías de cable de
San Francisco. Y chatarrizarlos adquiriéndolos con los impuestos de los
contribuyentes es un abuso. No; el MIO tendría que pensarse para que pueda ser
complementado por el parque actual de buses, el que se remplazaría poco a poco
en la medida en que se necesite y pueda.
El
cuarto componente son las bicicletas y motocicletas. Muy especialmente en el
caso de Cali, cuyo clima las favorece y de hecho son usadas masivamente sin que
nunca se las considere seriamente como parte del sistema de transporte urbano
de la ciudad. Las ciclorutas se hacen por que es políticamente correcto o por
moda y se eliminan a la primera dificultad. Que diferencia con Barcelona en
donde se está pensando que las bicicletas serán el principal componente de su
transporte urbano, como lo son hace muchísimos años en Holanda.
El quinto elemento –y
el primero- es la constitución de una autoridad única del transporte de la
ciudad. Solo así se evitaría que los transportadores privados le compitan al
sistema público, como pasa en Medellín y Bogotá (así se termino con su muy
buena Empresa de Buses), y el despilfarro que significa la eliminación de
vehículos que podrían servir por muchos años mas, si se los mantuviera,
actualizara y usara como se debe. Oficina que sería una las dos caras de la
misma ciudad; la otra debería ser Planeación.
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