Cali nunca tuvo murallas, en la colonia
fue apenas una pequeña villa, pero pronto tendrá una. Su centro quedará no solo
atravesado por una trinchera, como acertadamente pero sin querer a llamado el
presidente de Metrocali a la zanja que a mala hora se empeña en hacer por la
calle 13, sino que a dos cuadras al oriente se levantará una muralla paralela
que a intervalos bloqueará, y no solo visualmente, la calle 15. Las tres
estaciones que se construirán allí para el MIO ocuparan la mitad del trayecto
pues, pese a que deberían tener solo unos 70 metros de largo para que no se
atraviesen en las bocacalles, serán de mas del doble cada una. Y por supuesto
los muchos buses articulados que se concentrarían en esa vía la ocuparan
completamente, con el agravante de que, como en Bogotá o Medellín, parte de los
actuales continuarían circulando por mucho tiempo por alguna otra calle
cercana.
Al contrario de lo
que creen los que pensando con el deseo o el bolsillo claman que el MIO será la
salvación de la ciudad, su improvisación manifiesta no solo será su entierro
sino la aceleración del deterioro de su centro, lo cual es muy grave
especialmente en una ciudad que como Cali, pese a su tamaño –o por él- tiene
tantas carencias. Se está cometiendo el mismo error de las rutas de los buses
existentes al pretender pasar varias de las troncales del MIO por las mismas
calles y con los mismos lugares para los paraderos. Y creer que tienen que
estar lo mas próximos posibles a la Plaza de Caicedo como si los caleños no
pudieran caminar y todos fueran a engrosar el tumulto de desplazados,
desempleados y trabajadores informales que pasan el día allí. No hemos podido
entender que el MIO no se puede calcar tal cual del TransMilenio.
Seguramente pronto se
terminaría la “muralla” de la 15 pero lo mas probable es que la “trinchera” de
la 13 se prolongue por varios años mas como pasa con la ampliación de
Circunvalación hacia el sur. Pero al contrario de esta vía, que al menos se
puede utilizar por su calzada inferior, de sur a norte, de nada servirá el MIO
por la 15 si no puede funcionar con su par vial por la 13. Y, al contrario de
la Circunvalación, que está en el borde de la ciudad, el hueco inundado, los
puentes provisionales de tablas, las tuberías rotas y el barro y las volquetas
que lo retiran ruidosamente, o en su defecto el polvo en el verano, estarán
perturbando el centro quien sabe por cuantos años mas. Por eso los metros,
entre otras cosas, se hacen preferiblemente perforando túneles y no cavando
zanjas.
Pero lo
verdaderamente grave no son solo los problemas de ingeniería ni el sobrecosto
(que pagaremos los caleños) ni la inseguridad e incomodidad que representa para
sus usuarios el hundimiento del MIO en la 13, y su construcción, sino la doble
barrera que junto con la muralla de la 15 se crearía en el espacio público. Por
eso precisamente se derribaron las murallas en Europa y otras partes del mundo
cuando dejaron de ser militarmente útiles y antes de que se volvieran los
rentables atractivos turísticos que son hoy, tanto que los chinos reconstruyen
la bellísima muralla que tuvo Beijín. Cosa que por supuesto nunca serán la
trinchera de la 13 ni la muralla de la 15, que solo se convertirían en nuevos
monumentos a la improvisación y desgreño con que en las últimas décadas hacemos
casi todo en Cali.
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