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La crisis del agua. 20.11.2003


Es muy diciente que la Segunda Guerra del Golfo opacara por completo la Cumbre Mundial del Agua, pese a que se estima que los problemas de salubridad causados por su carencia causarán muchas mas muertes en las próximas décadas que las guerras recientes (El Tiempo, 21/3/2003). Muchos especialistas creen que el problema será en muchas partes del mundo mas serio que el de la comida y la energía. Es como si los que creen en la hipótesis GAIA tuvieran razón y la Tierra se defendiera. Pero nos seducen mas las bajas norteamericanas de esta posguerra (las de los demás no) que los colombianos que mueren por falta de agua potable en medio de lluvias e inundaciones o al lado de grandes o correntosos ríos. Y desde luego nos parece del todo imposible la desertización del valle del Rió Cauca. Mas faltaba.
Colombia está entre los cuatro países con mas agua en el planeta -hace unos años era el segundo-, y (en promedio) cada colombiano dispone de muchísimas veces mas de ella que la media mundial. Por eso será que la desperdiciamos como si nunca se fuera a acabar. En el Valle peor y en Cali ni se diga. Aquí lavamos carros, andenes y pisos y regamos árboles, matas y prados con agua potable mientras el agua de las lluvias la tiramos directamente a las alcantarillas y canales de aguas negras. El reciclar aguas servidas es totalmente ajeno a nuestra cultura la que paradójicamente algunos han llamado “del agua” por nuestra indudable relación de goce con ella en piscinas, ríos y quebradas. Pero usarla de otra manera que no sea para alimentar embalses nos parece innecesario, y el concepto de aguas grises (de duchas y lavamanos) nada nos dice.
          Pero a él tenemos que llegar tarde que temprano. No podemos seguir desperdiciando en inodoros y orinales grandes cantidades de agua tratada. Tenemos que usar orinales en todos los baños o inodoros de doble descarga (los que se pueden lavar con parte del agua de la cisterna o con toda, según la necesidad) y, mejor aun, alimentarlos con el agua de las lluvias (de la que disponemos por temporadas abundantemente) recogida en terrazas y cubiertas, o con aguas grises, o juntas, limpiándolas previamente con sencillas trampas de grasas. Aguas recicladas que deberían ser usadas también para fregar pisos y regar jardines. Tenemos que aprender a limpiar los carros solo con balde, cepillo y trapo, e irnos acostumbrando a las duchas de bajo consumo. Debemos meternos en la cabeza que el futuro será ecoeficiente o no será.
          Para el 2025 el 80% de la población mundial (UNESCO: Keys to the 21st Century), enorme para ese momento, presionara fuertemente sobre los recursos hídricos y en muchas partes se estará cerca de la catástrofe. Nosotros todavía tendremos agua pero se nos habrá vuelto todo un problema a menos de que comencemos a tratarla como un tema político y económico y no solo de medio ambiente y salud pública. Pero si bien es fácil usar adecuadamente las aguas lluvias y servidas para muchas cosas, no es probable que la gente aquí piense que debe hacerlo mientras nuestros dirigentes y los medios de comunicación no vean su urgencia. Se trata de un asunto de educación ciudadana (no convencional), como lo es también el de la disposición de las basuras, o el control del nuevo crecimiento acelerado de nuestra población, centrado en las adolescentes, que preferimos no ver.

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