Es muy diciente que la Segunda Guerra
del Golfo opacara por completo la Cumbre Mundial del Agua, pese a que se estima
que los problemas de salubridad causados por su carencia causarán muchas mas
muertes en las próximas décadas que las guerras recientes (El Tiempo,
21/3/2003). Muchos especialistas creen que el problema será en muchas partes
del mundo mas serio que el de la comida y la energía. Es como si los que creen
en la hipótesis GAIA tuvieran razón y la Tierra se defendiera. Pero nos seducen
mas las bajas norteamericanas de esta posguerra (las de los demás no) que los
colombianos que mueren por falta de agua potable en medio de lluvias e
inundaciones o al lado de grandes o correntosos ríos. Y desde luego nos parece
del todo imposible la desertización del valle del Rió Cauca. Mas faltaba.
Colombia está entre
los cuatro países con mas agua en el planeta -hace unos años era el segundo-, y
(en promedio) cada colombiano dispone de muchísimas veces mas de ella que la
media mundial. Por eso será que la desperdiciamos como si nunca se fuera a
acabar. En el Valle peor y en Cali ni se diga. Aquí lavamos carros, andenes y
pisos y regamos árboles, matas y prados con agua potable mientras el agua de
las lluvias la tiramos directamente a las alcantarillas y canales de aguas
negras. El reciclar aguas servidas es totalmente ajeno a nuestra cultura la que
paradójicamente algunos han llamado “del agua” por nuestra indudable relación
de goce con ella en piscinas, ríos y quebradas. Pero usarla de otra manera que
no sea para alimentar embalses nos parece innecesario, y el concepto de aguas
grises (de duchas y lavamanos) nada nos dice.
Pero
a él tenemos que llegar tarde que temprano. No podemos seguir desperdiciando en
inodoros y orinales grandes cantidades de agua tratada. Tenemos que usar
orinales en todos los baños o inodoros de doble descarga (los que se pueden
lavar con parte del agua de la cisterna o con toda, según la necesidad) y,
mejor aun, alimentarlos con el agua de las lluvias (de la que disponemos por
temporadas abundantemente) recogida en terrazas y cubiertas, o con aguas
grises, o juntas, limpiándolas previamente con sencillas trampas de grasas.
Aguas recicladas que deberían ser usadas también para fregar pisos y regar
jardines. Tenemos que aprender a limpiar los carros solo con balde, cepillo y
trapo, e irnos acostumbrando a las duchas de bajo consumo. Debemos meternos en
la cabeza que el futuro será ecoeficiente o no será.
Para
el 2025 el 80% de la población mundial (UNESCO: Keys to the 21st Century),
enorme para ese momento, presionara fuertemente sobre los recursos hídricos y
en muchas partes se estará cerca de la catástrofe. Nosotros todavía tendremos
agua pero se nos habrá vuelto todo un problema a menos de que comencemos a
tratarla como un tema político y económico y no solo de medio ambiente y salud
pública. Pero si bien es fácil usar adecuadamente las aguas lluvias y servidas
para muchas cosas, no es probable que la gente aquí piense que debe hacerlo
mientras nuestros dirigentes y los medios de comunicación no vean su urgencia.
Se trata de un asunto de educación ciudadana (no convencional), como lo es
también el de la disposición de las basuras, o el control del nuevo crecimiento
acelerado de nuestra población, centrado en las adolescentes, que preferimos no
ver.
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