Unos dueños (o inquilinos) de casas de
San Antonio se apropian del anden y la pequeña zona verde que existía en una
esquina sin que las autoridades se den por enteradas ni la policía haga nada
pues tal parece que estas cosas en este país no son de su incumbencia. Los
vecinos callan y las muchas juntas cívicas del barrio están ocupadas en otros
asuntos. En consecuencia los peatones tienen que caminar por la calle pues por
el estrechísimo “anden” que dejaron es imposible hacerlo; para peor de males,
la calle, por ser curva, no permite ver el trafico que viene por la otra vía.
Un camión destartalado de mediados del siglo pasado, que ya no debería circular
por la ciudad, toma el giro con “vuelo” para poder trepar la pendiente y se
lleva por delante un peatón; ante la dificultad para huir su conductor lo
recoge y deja muy herido en un hospital y desaparece. ¿Quién responde?
Las
hordas variopintas de candidatos y candidatas al Consejo, la Asamblea, la
Gobernación y la Alcaldía llenan la ciudad con sus reclamos a votar por ellos
en vallas, pasacalles y carteles. Estos últimos, la mayoría ridículos o
grotescos o ambas cosas y que solo sirven para “hacer presencia”, son pegados
de cualquier manera unos sobre otros en los postes que abundan en Cali y en los
muros sin mantenimiento ni dolientes que hay por todas partes. Los propietarios
de las vallas, mercenarios que son, pasan pronto a vender en ellas otras
mentiras y el Municipio, hay que reconocerlo, quita o hace quitar los
pasacalles. Pero los jirones grotescos y desteñidos de los carteles permanecen
por muchos meses ensuciando las calles. ¿Quién responde?
Aparte de “señales”
como esa “vía a Buenabentura” con b de burro que esta por allí en algún lado
indicando la “salida” a Palmira, o la insólita prohibición de transitar a
caballo solo por la parte de atrás del Hotel Intercontinental, o el pequeñísimo
mapa para entender la montaña rusa de la Circunvalación que habría que bajarse
del carro para poder leerlo, o la antiquísima señal que bajando por el puente
de la estación del tren prohíbe entrar a Cali, o las no pocas señales de máximo
30 kilómetros que es casi lo mismo que estar parado, o el ilegal aviso rojo con
letras blancas de “prohibido estacionar en este costado” que un particular
instalo en la culata de un edificio en El Peñón cuando hace años la calle
estaba en sentido contrario y se podía ver, que es un caso igual de extremo que
los anteriores, la verdad es que al menos la mitad de la señalización vial de
Cali no es técnica. ¿Quién responde?
Su centro ha venido
perdiendo habitantes e instituciones gubernamentales y privadas hace décadas
que prefieren irse a sus alrededores o a los ensanches como ratas que abandonan
un barco que se hunde. Pero el tren ligero por el corredor férreo se eliminó no
solo por su supuesto alto costo sino por que no llevaba directamente a él. Por
supuesto que seria mas económico (no apenas mas barato) construir viviendas de
interés social en los barrios deteriorados y semiabandonados que lo rodean,
pues pese a que el centro hace agua aun concentra trabajos y servicios, y no en
los suburbios en donde a los únicos que beneficia es a los terratenientes
urbanos. Pero aquí no se planifica para la mejor calidad de vida de los
ciudadanos sino para la mezquina ganancia de unos pocos. ¿Quién responde?
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