Primero se cambió la troncal de
Aguablanca, que supuestamente era la prioritaria, aunque solo lo fuera en las
horas pico, por la de la Carrera Primera, pese a que esta no lo es en ningún
momento. Luego se suprimió la caja automática de los buses articulados. Después
se dejaron de hacer completos los amplios andenes proyectados para la Carrera
Primera y se redujo el tamaño de las estaciones. Sin embargo, cuando se sugirió
que podían ser como las de Bogotá dijeron que el sistema operativo de los
brasileros, que nunca nos han mostrado, no lo permitía. En lo que si no nos
engañaron fue en que por la Calle Trece no cabía el MIO por su superficie, pese
a lo cual ahora insisten en pasarlo por allí, en lugar de trasladarlo a la
Quince. Desde luego afuera será muchísimo menos malo que la trinchera que casi
nos hacen, cuya construcción hubiera podido ser mortal para el centro de la
ciudad. Y en estos días tenemos que estar atentos para que no se elimine el
aire acondicionado de los buses. Antes ni siquiera se dignaron explicarnos
porqué no son de plataforma baja y movidos con alcohol.
No sería particularmente extraño
en esta extraña ciudad que se suprimiera la articulación de los buses, solo que
esta vez si sería la decisión correcta: los articulados son otra moda mas. Para
las rectas troncales diseñadas en Cali (y en Bogotá) no eran necesarios y
hubieran podido ser reemplazados por buses extra largos de capacidad similar
pero mas económicos. O incluso por buses de dos pisos, como se usan en muchas
partes. O, por lo contrario, han debido ser biarticulados (es decir de tres
cuerpos), que son los que el arquitecto Jaime Lerner, el ex alcalde de Curitiba
que se invento el sistema, dice que son competitivos con respecto a un tren
ligero. Sin embargo desde la capital nos ordenaron de un día para otro
abandonar el nuestro pese a que durante años nos convencieron de que era la
mejor solución pues, entre otras ventajas, se le pueden quitar o agregar
vagones de acuerdo con la demanda. Y lo hubiera sido si el transporte público
aquí se pudiera regir por una sola autoridad independiente de la política
inmediatista propia de gobernantes que no pueden ser reelegidos.
El problema, pues, no es el MIO
sino la totalidad del transporte urbano público de la ciudad, comenzando por
los andenes. Los caleños que fueron a montar en el TransMileno recién
inaugurado y regresaron descrestados no han querido volver a enterarse de nada.
No quieren ver que su éxito repentino lo esta llevando al fracaso ya que el
negocio está primando sobre el servicio. Cada día hay mas las quejas. Los buses
no paran pues van llenos, las estaciones se están dañando y la gente se
apretuja haciendo colas en las rampas de acceso. La congestión que había en las
avenidas por las que se trazaron las troncales se pasó a calles de menor
capacidad, ocupadas por buses comunes y taxis, buena parte del tiempo sin
pasajeros. Con una mano se chatarrizan camiones carrozados por cuenta de los
contribuyentes y con la otra se incorporan nuevos pues en Colombia los
transportadores hacen lo que se les da la gana. Muy bueno que se mejore el
transporte colectivo de Cali pero si no se organiza bajo una sola autoridad la
totalidad de su transporte público, será una victoria pírrica. Del MIO no
quedaran sino Mentiras piadosas, Indiferencia y Olvido.
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