Insistir en analizar aisladamente el
problema del déficit de viviendas de interés social (VIS), como se ha venido
haciendo sin mayor imaginación hace décadas, no ha servido mas que para
continuar ocultando un problema muchísimo mayor y que por supuesto lo incluye:
el déficit de belleza, urbanidad y urbanismo de nuestras ciudades. Si acaso nos
ocupamos de su infraestructura y en general lo hacemos mal, como se esta viendo
con el MIO en Cali, que cuando se detenga por meses en la Calle 13 terminara
por convencer a los que aun no creen que fue una metida de pata pasarlo por
allí. Insistimos en confundir vivienda e infraestructura con ciudad. No
entendemos que la ciudad es también y sobre todo una obra de arte colectivo,
como lo dice Lewis Mumford.
Desde hace mas de treinta años
quedo en claro en un estudio realizado por el Centro de Planificación y
Urbanismo de la Universidad de los Andes en varias ciudades del país,
desafortunadamente poco conocido, que la mayoría de la gente puede resolver
sola el problema de su vivienda particular, y que muchas veces lo hace mejor
que el Estado, pero que en cambio le es casi imposible solucionar los muchos
problemas públicos de la ciudad en tanto que artefacto, y que cuando lo hace lo
que hace es privatizarla. En el estudio (La vivienda como factor del desarrollo
urbano, 1970), dirigido por el arquitecto Jaques Mosseri, se pudo constatar
cómo las invasiones se estabilizaban mas rápido que los barrios en donde estaban,
y cómo los inquilinatos no eran tan malos como comúnmente se piensa.
Y por supuesto el déficit de ciudad
no solo es el de su infraestructura (vías y servicios), ni el de su transporte
colectivo, ni de recreación, educación y salud, y ni siquiera de seguridad,
todos temas recurrentes cuando se habla de la ciudad, sino que lo es
especialmente de espacio público: andenes, semáforos para poder cruzar con
seguridad y tranquilidad por las esquinas, plazas en donde encontrar a los
demás y parques en donde recrearse. Y sobre todo déficit de belleza urbana.
¿Cuándo entenderemos que la belleza no es un lujo sino una necesidad? El arte y
el lenguaje aparecieron al tiempo en la evolución de lo que sería nuestra
especie. ¿Será que aquí estamos dando un salto atrás? No por la violencia pues
la paz es un triunfo de la cultura, sino por el mal gusto, que es una
excrecencia de la violencia.
Antanas Mokcus se dio
clara cuenta de que el problema de nuestras ciudades era de urbanidad, Enrique
Peñalosa de que era también de urbanismo y Rogelio Salmona llevaba décadas
poniéndole belleza. Por eso Bogotá cambió tanto y tan rápido finalmente, y por
eso ahora que el Alcalde Garzón piensa que el problema es solo “social”, está
regresando a lo que se había vuelto con su desaforado crecimiento a partir de
mediados del siglo XX, como les paso a todas las grandes ciudades colombianas,
y muy especialmente a Cali. Solo que
aquí aun ni siquiera nos enteramos de que el cacareado problema social lo es
sobre todo de la belleza de las ciudades, su urbanismo y urbanidad, pese a que
en ellas vivimos la mayoría de los colombianos pero sin que aun no demos cuenta
de en donde es que estamos.
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