Así
son las cuentas en Cali. Por ejemplo, el ”pico y plata” resta de la circulación
unos cuantos carros particulares, pero los ricos los remplazan con un segundo
carro con otro número, para lo cual inclusive adquieren un tercero, o simplemente
toman un Uber o un taxi; y todos estos carros se suman al tránsito totalizando
casi la misma cantidad inicial, pues son pocos los que usan el MIO o que se
esperan a las 10 am para sumarse al trancón.
El transporte colectivo por
supuesto sería la alternativa real si fuera mas rápido y cómodo. Para lo cual
hay que buscarle rutas “derechas” completando el par vial de la 25-26 a lo
largo del corredor férreo y por el “callejón” de Las Chuchas, acabando sus dos
calzadas. Y establecer horarios de estudio, trabajo, comercio y recreación
repartidos a lo largo del día y no todos juntos y a las mismas horas de entrada
y con salida ídem.
Como dice Jorge
Gamboa, asesor político en el Concejo de Cali, “hay que hacerle
seguimiento a tantos juicios sensatos del nuevo Presidente de Metrocali, a ver
qué tanto hace, pues es una pelea descomunal” y como él mismo lo dijo está
en crisis fundamentalmente por su mal diseño y peor implementación posterior,
lo que ya fue ampliamente comentado en
esta columna (MIO culpa 17/03/2016).
Y entre tanto los trabajadores de GIT Masivo,
uno de los cuatro operadores, se quejan de “los turnos extenuantes y cambios de
programación del personal, negativa de permisos por calamidad doméstica,
despidos masivos, persecución laboral y el reajuste en el salario de este año”,
su gerente dice que “no existe ninguna persecución laboral, simplemente
se hace cumplir el reglamento de trabajo” (El País, 29/03/2016).
De
otro lado, en lugar de sumar habitantes al desocupado centro ampliado de la
ciudad se permite que se densifiquen sus suburbios, tanto de ricos como de
pobres, lo que es toda una contradicción en sus términos, pues aquellos se
caracterizan precisamente es por sus espacios verdes y paisajes
abiertos, que implican bajas densidades, con el resultado de que se les resta
calidad de vida pues tampoco se vuelven ciudad.
Es
lo que sucede en el sur de Cali, cada vez con mas edificios cada vez mas altos
cada vez peor diseñados, y en donde además se piensa construir otra universidad
como si con las tres que ya hay, mas los colegios ¿cuántos son? no bastara, y
para peor de males en un humedal. Y con las instalaciones de la Tercera Brigada
y el campo de golf del Club Campestre atravesándose de frente a su conexión
vial con Cali.
Un
verdadero Plan de Ordenamiento Territorial no es la suma de un plan de usos del
suelo mas un plan vial posterior, y menos si el primero se debe al negocio del
territorio, que es como Manuel Herce titula su libro de 2013, y no a la
conveniencia de los ciudadanos, pues el plan vial debe ser simultaneo con el de
usos, alturas y aislamientos, es decir también densidades, aspecto que nada
interesa al negocio de los contratistas de obras públicas.
El caso es que la planeación en Cali parece ser el
equivalente de la raíz cuadrada de menos uno, o sea, imaginaria. Leonhard Euler le dio este nombre a dicho numero dando a entender que no tenía una
existencia real, y Gottfried Leibniz decía que era una especie de anfibio entre el ser y la nada. Que es como
llamaría Jean-Paul Sartre a su primera
obra filosófica, en la que idealiza a las personas como
capaces de crear sus propias leyes en contra todo tipo de estatutos.
Como muchos en Cali, ¿pero los demás qué?
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