Diferenciarlos no siempre es fácil
pues depende de los objetivos. Hay que tenerlos claros para poder establecer
prioridades, al punto de que muchas veces es mas urgente lo importante, pues puede
reducir lo apremiante y hasta eliminarlo. Por ejemplo, es urgente el área
metropolitana de Cali pero lo importante es precisar sus objetivos pues el
presidente de Camacol la quiere es para una “gran expansión edificadora” hacia
los municipios vecinos (El País 11/03/2016), lo que aumentaría las distancias
en la ciudad, la segregaría aun mas y dañaría el paisaje rural que la circunda.
En el caso del jarillón desde luego lo
urgente es sacar a los que lo han invadido para poderlo consolidar, pero lo
importante es establecer un plan de emergencia para el caso de que se rompa
antes de terminar las obras, cosa que increíblemente no se ha hecho aun. Y ni
siquiera se ha anunciado, pese a que no deja dormir al Alcalde, y al completo,
oportuno y pertinente informe que realizó El País y los desarrollos del mismo
que le siguieron, y por supuesto las advertencias que se habían repetido en
esta y otras columnas desde muchos años antes.
Con respecto a la movilidad en la
ciudad lo urgente es sacar adelante el MIO para lo cual lo importante es retomar
el tren ligero de hace un par de décadas, llamado ahora de cercanías. Y organizar
(es un decir en Cali) el tránsito de vehículos es urgente pero lo importante es
un Plan Vial, el que es la contraparte de un Plan de Ordenamiento Territorial,
POT, uno de verdad, que establezca unos usos del suelo y unas densidades que
permitan reducir tiempos en los desplazamientos cotidianos de los habitantes.
Y, en el barrio de San Antonio, el
único pre moderno que queda en Cali, lo
urgente es apoyar la protesta de sus moradores en contra de los englobes,
demoliciones, sobre alturas y alteraciones de fachadas, pese a estar prohibidos
por varios acuerdos del Consejo y el POT, y contra la invasión de carros en sus
calles debida al cambio sin permiso del uso de las viviendas, y sobre todo
contra la total falta de control por parte de las Autoridades, que no entienden
que todos esos hechos constituyen delitos tanto como los robos y atracos, los
que por lo demás propician.
Pero lo importante es que los
propietarios de las casas de San Antonio entiendan la importancia cultural y
social del patrimonio construido que ellas representan, y el valor económico
que esto representa. Que entiendan que el peor negocio que están haciendo es
abandonar sus viviendas y alquilarlas para cualquier uso, al tiempo que los que
en ellas ponen negocios entiendan que con sus groseras transformaciones están
rematando la gallina de los huevos de oro, pues los mejores centros históricos
combinan el comercio discreto y la vivienda tradicional.
En San Antonio es urgente una norma simple
y unas obras sencillas. Prohibir que sus casas se destinen totalmente a otro
uso distinto a las diferentes modalidades de vivienda que ya se dan en el
barrio. Y ampliar los andenes para que no se pueda estacionar en las calles y
la gente pueda caminar por ellos, estimulando la creación de parqueaderos en la
periferia…pero ¡ojo! que no lleven a la demolición de mas casas como ya ocurrió
en la Cl. 5ª con Cr. 6ª. Y desde luego mucho ayudaría que sea declarado un Bien
de Interés Cultural, BIC, de nivel
nacional o al menos departamental, lo que ha sido solicitado nuevamente
al Consejo Departamental de Patrimonio Cultural del Valle.
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