Los aviones son cada vez mas rápidos y
grandes pero entrar o salir de ellos es cada vez mas lento, ineficiente,
incómodo y hasta degradante. Largas colas para todo. Desde la que hay que hacer
para la entrega de los pasabordos, hasta la de la única puerta para pasajeros
con que hoy cuentan los aviones, sin considerar su tamaño, pasando por el
espacio para bajar el equipaje de los carros o taxis al llegar a los
aeropuertos, y su entrega y peso, los controles de seguridad, los filtros de
emigración al salir, el nuevo control en la sala de espera, el control de
inmigración al llegar, la aduana, y la cola final para tomar un taxi o bus. En
total, mínimo una hora y media, y mucho mas las mas de las veces, lo que es
insólito en vuelos que duran lo mismo o menos, y demasiado para los que no
duran mas de diez, y todo un irrespeto cuando son tres o mas horas.
Por supuesto hay medidas que podrían
disminuir y agilizar considerablemente todos estos procedimientos. Por ejemplo,
el pasabordo se podría imprimir obligatoriamente al comprar el pasaje, y no
apenas el itinerario. La revisión de seguridad podría ser simultánea con una
aduana previa y no posterior. Lo mismo que realizar el control de emigración
junto con el de inmigración, con la misma lógica, en este caso deseable, con
que nos han impuesto (abusivamente) que aquí controlemos la producción y el
tráfico de drogas en lugar de controlar su entrada y consumo allá, y con la
misma confianza que les toca tener a todos los países en los controles de
seguridad que se hacen en otras partes pues necesariamente tienen que ser
previos a los vuelos.
Los aeropuertos son cada vez mas
grandes y complicados y finalmente inhóspitos, incluyendo los centros
comerciales que se han apoderado de ellos. Las terminales deberían estar es
dentro de las ciudades, desde las cuales se llevarían en buses a los pasajeros,
con todos los controles y filtros ya resueltos, directamente hasta las plataformas
junto a las pistas de los aeropuertos, necesariamente retiradas de las ciudades
por problemas de seguridad y contaminación. Además se disminuiría el movimiento
de los aviones en tierra y se facilitaría su abordaje por puertas a sus dos
costados, mediante escaleras mecánicas cubiertas y móviles. Una operación
similar a la cada vez mas frecuente en los aeropuertos mas grandes, que nunca
disponen de sitios de parqueo suficientes, entre sus varias terminales y los
aviones y entre ellas.
También está el asunto de las
conexiones y rutas. Venir desde Madrid,
pasar sobre Bogotá, aterrizar en Cali…y después de una hora devolverse a
Bogotá. Ir de Cali a Bogotá, al norte, para llegar a Quito, al sur de Cali.
Volar a Panamá, al oeste de Bogotá, para llegar a Caracas, al este, o a Buenos
Aires muy al sur. Para pasar del calor de Cali al de Cartagena hay que llevar
abrigo para la demorada espera en Bogotá para cambiar de avión. Y estar
dispuesto a que se cancelen los vuelos con la disculpa de una congestión que debería
ser previsible. Y que tal las ridículas “comidas” a bordo, con sus vasitos de
cartón que se arrugan con verlos, justo cuando el pasajero de adelanta recuesta
bruscamente su asiento, y sus cubiertos transparentes que no se ven, pero tan
letales como los metálicos que prohibieron.
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