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¿Al fin ? 17.11.2016


          “Cali se queda sin andenes” titula El País en primera pagina (08/11/2016) y les dedica toda una página interior. Pero la verdad es que nunca los tuvo, como se ha repetido en esta Columna desde 2002 (Los andenes (?) de Cali, 25/04), al punto de que se ha dicho que cuando se construyan su autor se quedará sin tema, y de hecho ha sido el contenido directo de al menos diez columnas, y mencionados en muchísimas otras.
          Antes había apenas estrechas aceras y la ciudad colonial ni siquiera contaba con ellas, y los andenes de mediados del siglo XX eran como los de los suburbios de Estados Unidos, estrechos y con una franja vede (para depositar la nieve). E incluso en algunas urbanizaciones glamorosas como Ciudad Jardín, pensada solo para los automóviles, ni siquiera los había; ni aun los hay y la gente camina por las calzadas; los que caminan claro.
          Puede ser que finalmente todos en Cali entiendan que un verdadero Plan Vial es para las personas y no para los carros, y que el transporte público comienza en los andenes necesariamente, y debe incluir varios sistemas. De trenes a peatones, precisamente, pasando por buses, taxis y bicicletas, las que reemplazarían a las motos, hoy todo un problema por falta de autoridad y de un eficiente transporte colectivo y la inexistencia de uno masivo. 
          Se trata de un problema de cultura y de entender que las ciudades son su escenario, como lo señaló Lewis Mumford en 1938 en La cultura de las ciudades, y se ha repetido aquí, incluyendo lo de los andenes pues es en ellos en los que es mas que evidente el respeto a los otros pero igualmente a uno mismo. Precisamente, como dice Johan Huizinga (1872-1945) “…hay que crear cultura para conservarla” (Entre las sombras, 1935, pp. 35 a 47).
          Los andenes son de la ciudad y no de particulares que cambian niveles y terminados, los ocupan con rampas y vados para los garajes, estacionan carros o ponen ventas. El Municipio no ejerce el control debido y por lo contrario los llena de postes y señales, y los que hace son incompletos, las rampas para silla de ruedas mal diseñadas, y las guías para los invidentes son un peligro. Y una amenaza para todos es que muchos peatones tengan que circular por las calzadas por la falta de buenos andenes.
           Su orden y mantenimiento son indispensables para la seguridad de los ciudadanos, pero nadie se había responsabilizado antes de esta situación, pese a que es toda una vergüenza para Cali, en donde se piensa, mal, que la movilidad EN la ciudad (no DE la ciudad) es solo la de los vehículos y que estos son apenas los carros particulares, y no primero la de los peatones.
          Mas el problema no es apenas cultural sino económico. No porque los andenes sean muy costosos sino por que precisamente no lo son, y por lo tanto no representan jugosos contratos como los puentes, independientemente de su necesidad. Y también es un problema social, de imagen urbana, pero la de todos los ciudadanos y no la del individualista que “arregla” a “su” gusto el que considera “su” anden.
          Y por eso es un asunto político, no de la ”politiquería” que da votos, si no la de la polis ; tampoco la de una “imagen” si no la de lograr una  urbs; y una civis en donde los ciudadanos voten a favor de su ciudad. Pero mas de la mitad ni siquiera vota y tal parece que tampoco caminan por ella, o al menos no por su Centro ni por sus barrios tradicionales, o lo hacen por la mitad de la calle: como en los pueblos pero sin la bella gracia de estos.

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