“En Cali
meterán mano a 16.434 árboles en riesgo” titula El País (29/07/2015) de los
cuales 3.736 serán talados, principalmente en el Centro, Terroncolorado, y el
nororiente de la ciudad. Lo que nadie dice, ni la CVC, ni el Dagma, ni los
candidatos a la Alcaldía, ni siquiera Michel Maya, ni nadie, es cómo los van a
reemplazar; ni dónde, ni cuándo ni con qué, a menos de que sea con parte de los
3.621 millones de pesos que se van a “invertir”, como dice equivocadamente la
nota, pues se van es gastar por no haberlos invertido, ahí si, en su cuidado
preventivo.
Por
supuesto que si un árbol interfiere peligrosamente con la redes aéreas de
energía y teléfono, o amenaza con caer encima de peatones o carros, por estar
en mal estado, hay que talarlo, pero de inmediato debería ser reemplazado en su
sitio o, si es lo mas apropiado, en otra parte de la ciudad. Lo que no tiene
disculpa alguna es que se lo deje para después como tantas cosas en esta
ciudad, lo que sí que habla mal de ella, entre ellas que poco se cuida su bello
paisaje de cerros y montaña atrás, con su exuberante y variada y perenne vegetación.
Como es
el hecho vergonzoso de que se piensa gastar el dinero de los contribuyentes en
un costosísimo y muy discutible parque sobre el río Cali, a la altura del CAM, mientras
que el rio cada vez tiene menos agua y por estos días esta ya casi seco. O se
ponen luces como de pesebre pobre a las Tres Cruces en lugar de organizar el
caos de las antenas que coronan el viejo cerro tutelar, en el que sí que habría
que sembrar muchos árboles, como también en los de Cristo Rey y La Bandera, que
allí si podrían morir de pie, como llamó Alejandro Casona su conocida obra
teatral.
Allí
podrían estar buena parte los nueve millones de árboles que tendría que tener
Cali, ateniéndose a que un ciudad debe tener tres por cada habitante, como
recomienda Organización Mundial de la Salud, según la nota de El País. La otra
parte debería dar sombra a los andenes de la ciudad, pues en general sus
parques y zonas verdes los tienen suficientes. El problema es que Cali no tiene
andenes sufrientemente anchos para que los árboles no tengan que competir con
las redes aéreas, y que lo que habría que talar no son los árboles sino los
postes y ponerlas subterráneas.
Como informa Wikipedia, los
árboles juegan un papel importante en las ciudades al filtrar el aire, el agua,
la luz solar y los ruidos. Además enfrían el ambiente dan sombra a los
peatones, moderan el clima urbano, reducen vientos y tormentas, proveen de sombra a viviendas y
comercios, contribuyendo a su climatización pasiva, y por tanto ayudando a conservar energía y
reduciendo así, indirectamente, los gases de efecto invernadero causantes del
cambio climático.
Su
presencia reduce el estrés de los caminantes, y el sombreado agradable de
calles y parques atrae a la socialización y al juego. Y como los árboles
proporcionan sitios de anidación y alimento para aves y otros animales, la combinación
del arbolado y la vida silvestre ayudan a mantener la conexión de los
ciudadanos con la naturaleza, cada vez mas necesaria para no olvidar que sólo
somos parte de ella. Beneficios que justifican el costo de un mantenimiento
apropiado que evite los arboricidios como el anunciado. A los árboles de Cali
por supuesto hay que “darles” la mano no “metérsela”.
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