Esta
definición del escritor Jean d'Ormesson, "un hombre de derechas
con creencias de izquierdas", para “un sistema de gobierno donde
los menos capaces para gobernar son elegidos por los menos capaces de producir”
ilustra bien una democracia corrupta en donde se venden y compran votos. Toda
una espiral descendente, como diría el arquitecto Álvaro Thomas, en lugar de
apenas un circulo vicioso, de malos gobiernos, mala educación, ignorancia, corrupción, malas
elecciones, peores gobiernos.
Pero, cómo y por dónde
romper esta situación agravada por una prohibición de
las drogas que ha sido comprobadamente inútil y que ha desestabilizado este
país con mas corrupción, violencia y mal gusto. Probablemente la solución está en las ciudades intermedias, en las
que, ya se sabe, se da la mejor calidad de vida en Colombia. Por eso,
justamente, hay que hablar mas de ellas, por
ejemplo de Buga y sus nuevos andenes, pero hacerlo críticamente.
Analistas que escriban con razones y
funcionarios que no confundan niveles y caudales, por ejemplo, como lo ha
señalado Juan Manuel Garcés, candidato a la rectoría de la Universidad del
Valle, elección lamentablemente mas política que académica, pues el hecho es
que los malos gobiernos fomentan la ineptocracia. Como la de esos funcionarios
que “resolvieron” que el concurso público para el “corredor verde” ya no va,
por lo que la SCA debería demandarlos, para no hablar mas de los
(i)responsables del agua.
No es casualidad que la mejor sede de la Universidad
Nacional sea la de Manizales, la mejor ciudad intermedia del país, ni que en
Bucaramanga, que ya conto en 1988 con un innovador alcalde, el arquitecto
Alberto Montoya, vaya a ganar el voto en blanco, evitando que la corrupción
elija el próximo. Porque el éxito de Peñalosa y de los
arquitectos Jorge Gaitán Cortés, también en Bogotá, y Jaime Lerner, en Curitiba,
es que se preocuparon por lo urbano-arquitectónico de las ciudades, que es en
donde hoy viven cerca del 75% de los electores.
Y aun cuando
no se lo entienda fácilmente, mejores ciudades favorecen una mejor cultura
urbana, es decir educación no formal, y ésta ayuda a evitar la corrupción
rampante que lleva a los malos gobiernos. Y mejores ciudades, y basta con
caminar por Paris donde dan ganas de cantar así sea bajo la lluvia, son las que
tienen mejores andenes: amplios, llanos, arborizados, sin obstáculos y con adecuados
cruces en las esquinas dependiendo de cada caso.
Dado que
ninguno de los candidatos a la alcaldía de Cali hasta el momento ha dicho al
menos algo de la vergonzosa situación de sus muy precarios andenes, lo indicado
para evitar mas ineptocracia en esta enorme ¿ciudad? es votar en blanco. Es una contundente protesta a la que cada día
se suman mas ciudadanos; así lo indican los escenarios de las
encuestas de Polimetrica-Cifras, Conceptos para Caracol Radio y Red mas noticias, y la última
Gallup.
Como lo dijo Lewis Mumford en 1938 y tanto se ha repetido
en esta columna, hay que entender las ciudades como escenario de la cultura. Y
además el que su progreso depende de atraer personas
inteligentes y permitir que colaboren entre si al encontrarse en calles (en sus
andenes se entiende), plazas y parques, mercados, cafés, restaurantes,
bibliotecas, museos y centros culturales, como pide el economista Edward Glaeser ahora (El
triunfo de las ciudades, 2011).
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