A pocos les importa los constantes atropellos
contra el espacio urbano público de Cali. Ni que su inseguridad, incomodidad y
feúra sean debidas en primer lugar a su “privatización”. Desde entidades
oficiales y privadas, de las que se esperaría el buen ejemplo, hasta simples
particulares, se sienten con el “derecho” a ocupar andenes y antejardines,
alterándolos sin permiso, para sus “Parqueaderos Privados” y con “Seguridad
Privada” para imponer sus “Normas Privadas” e incluso amenazan con la Policía;
es decir, los pájaros tirándole a las escopetas.
No solo es un
peligroso atropello contra los peatones, que se ven obligados a circular por
las calzadas, pero que al parecer poco les incomoda, pues no protestan, sino
que afea sin remedio los edificios y calles de la ciudad, lo que
lamentablemente poco importa aquí y es muy diciente de la carencia de cultura
urbana de los caleños, incluyendo los Alcaldes “menos malos” e incluso ciegos
del todo que ha soportado la ciudad en las últimas décadas, para no hablar de
sus Concejales, cuya falta de formación y conocimientos al respecto es
vergonzosa.
Igualmente es un
atropello construir incumpliendo las normas, lo que aquí es de todos los días,
como informó El País hace poco, incluyendo el cambio de usos, y muchos se
sienten con el derecho a reformar sus propiedades, además de sus andenes y
antejardines, como se les da la gana. Y ni hablar del atropello de la
propaganda exterior y sus enormes y grotescas vallas. Todo esto por supuesto es
un ultraje contra los caleños que año tras año (no) ven como “su mejor vividero
del mundo” es cada vez mas feo, ruidoso, incómodo e inseguro.
Pero no se
vislumbra ninguna intención de recuperar el espacio urbano público de la
ciudad; solo “ideas” grandilocuentes, ignorantes o simplemente tontas, pues lo
pertinente, concreto y sencillo no convence. ¿Por qué no se para toda
construcción, reforma, alteración o demolición, de cualquier edificio, que
incumpla las normas? ¿Por qué no se inmovilizan los carros subidos a cualquier
andén o antejardín? ¿Por qué no se cierra todo local sin permiso? ¿Por qué no
se impiden las invasiones? Desde luego falta autoridad y medios para ejercerla.
Sin embargo,
primero tendrían que lograrse planes urbano arquitectónicos permanentes y que
tengan garantizada su prolongación en el tiempo, para lo cual se deben dejar
claros y expeditos los procedimientos para las actualizaciones y modificaciones
que sean pertinentes. Y no como pasa en Cali, en donde desde que existen sus
ingenuos planes urbanos, ninguno, además de que no se han cumplido, tampoco se
ha actualizado, sino que se los sustituye periódicamente por otros de acuerdo con intereses privados y
presiones de cada momento.
Las normas deben
ser pocas, contundentes y claras, y parte de la cultura, como lo eran en las
ciudades coloniales, igual que la urbanidad. Habría que comenzar por volver de
interés de la gente todo lo urbano para poder obligar al cumplimiento de las
normas, o se seguirán privatizando andenes y antejardines, alterando fachadas y
haciendo ruido en establecimientos sin permiso, atropellados por la
irresponsabilidad inaudita de la mayoría histórica de los que ni siquiera
votan: 81% el domingo pasado, lo que deslegitima cualquier elección.
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