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Cali ¿da? 08.01.2015


          Ya iniciado el año el pasado 22 de Diciembre, solsticio de invierno y día mas corto en el hemisferio norte (hasta en eso nos decimos mentiras) vale la pena pensar en Uruguay y no en Colombia, en Mojica y no en Santos, en la guerra de verdad en las ciudades y no en la paz de mentiras en el campo, en votar en blanco si no hay por quien y no en abstenerse. Pensar en La Habana y no en Montevideo, en una ciudad en el trópico cálido y lluvioso de un grande y bello valle interandino aunque no al lado del Caribe sino cerca al Pacifico.
Pensar en Cali para que sea ciudad. En el agua, los peatones, el tren, el ruido y la seguridad que son los asuntos que llevan a preguntarse si esta ciudad lo es de verdad y no contestar con mas mentiras. ¿De donde se va abastecer de agua y donde y como serán esos nuevos acueductos? ¿cuando se retomará el tren ligero que hoy llamamos mejor de cercanías? ¿cuándo y como se va ha iniciar la supermegaobra de hacerle andenes a Cali?  ¿Cuándo se va a controlar de verdad el ruido? todo lo cual redundará en mas seguridad.
          La verdad es que la mayoría de las muertes en Cali son por la falta de andenes y semáforos sincronizados, lo que obliga a los peatones a caminar por las calzadas y a cruzar las calles como puedan. Además la violencia comienza por la invasión de la privacidad entre vecinos, principiando por el llamado ruido ajeno. A lo que se agrega el problema de la movilización, que sólo se resuelve con un verdadero sistema integrado de transporte publico, que comience en los andenes y termine en el tren. 
          Pensar en la sobrepoblación y el cambio climático, y en como proteger el agua dulce; y no en “cambiarle la cara a la ciudad” con la cirugía plástica de cuestionadas estrellas internacionales de la arquitectura espectáculo que ahora vienen a “hacer la américa” pues se quedaron sin trabajo en Europa y Estados Unidos, y ni China  ni los países árabes alcanzan para todos. Y tampoco hay que pensar en como “poner a Cali en los ojos del mundo” si no en los de los caleños pues parece que no vieran ni cerros, ni ríos, ni cordillera, ni árboles, y menos aun el patrimonio construido y la tradiciones.
Ni como se despilfarra y roban sus impuestos pues creen que si no declaran renta no los pagan, ni que con ese dinero que creen que no pagan también se benefician igual que los que los pagan,  mientras que muchos sólo ven como evadirlos. De ahí que el mejor propósito para este año sea la educación ciudadana. Enseñar a utilizar responsablemente el agua y la energía y a molestar menos a los vecinos, mientras se hacen andenes, ciclo vías y el tren de cercanías; y se logra el milagro de que en este país haya justicia. Y equidad: dar a los caleños una ciudad de verdad.
          Repetir que surgen por el intercambio de bienes y conocimientos, la industria, la guerra y la religión (Pirenne). Que transforman al campesino en ciudadano, y que sus deseos y necesidades convierten un sitio natural en un lugar construido (La Blache) aislando un espacio en él para habitar civilizadamente (Ortega y Gasset) y que su fin es vivir bien (Aristóteles). Que concentran el poder de una sociedad, son escenario y símbolo de su cultura y, con la lengua, la mayor creación humana (Mumford). Que son un arte colectivo (Schneider) con teoría y práctica propias (Rykwert, Sitte, Moholy–Nagy).

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