Sin el área metropolitana
el Distrito Especial para Cali sería único en el mundo pues se pretendería
planificar sin un territorio definido lo que lo
diferenciaría ¿ingenuamente? de la planificación urbana como se
entiende generalmente, volviéndolo caldo de cultivo para más corrupción. Amén
de algo singular e insólito como suelen ser muchas cosas en esta ciudad en
la que pese su desorden y fealdad aun vale la pena por sus privilegiados clima,
paisajes, largos amaneceres y cortos pero muy bellos atardeceres que casi nadie
admira y disfruta; y menos desde una hamaca, el mejor mueble del trópico pero
que aquí es apenas otra moda gringa.
Por lo contrario, las
localidades que demanda el Distrito Especial ya están definidas: el Centro
ampliado; otra al Norte, otra al Sur, una mas en el lejano Sur, y desde luego
una al Oriente, y lo que toca ahora es cuidar que la corrupción no se
multiplique con ellas. Ya se sabe que aquí y en todas partes la mejor calidad
de vida está en las ciudades intermedias, y dichas localidades son la
posibilidad de lograr algo similar dentro de una extensa ciudad. Serían
centralidades peatonales ubicadas a lo largo de un nuevo eje urbano norte sur,
verdaderas ciudades intermedias dentro de la ciudad en las que probablemente se
pueda controlar mejor la corrupción, al menos la local.
Por otro lado, el que no se
haga nada por incluir a San Antonio como parte del Centro Histórico obedece a
la corrupción que empuja a los que piensan instalar un “corredor gastronómico”,
que en lugar de conservar los pocos
buenos restaurante que allí hay acabaría con todos quedando el barrio como una
reiteración del lo que ya pasó en Granada actualmente un barrio sin habitantes.
Todo debido a los caleños que venden sus viejas casas en los barrios
tradicionales de la ciudad pues los han convencido de comprar apartamentos
fuera de la ciudad, en “medio de la naturaleza”, para quejarse luego del
trancón que ellos ocasionan pero que quieren que su solución la paguen los
demás.
El hecho es que solo
oficializando racionalmente el área metropolitana que de hecho existe, y con
esas cinco localidades a lo largo de un eje urbano norte sur siguiendo el
actual corredor férreo, es posible pensar en un POT que no sea producto de la
corrupción de contratistas, constructoras, y terratenientes urbanos, del que se
derive un plan de usos del suelo, densidades, alturas, ocupaciones en primer
piso y aislamientos, y un verdadero plan vial a partir de ese nuevo eje urbano
que no sería sólo vial, sino que a su largo estarían las alcaldías menores y
los nuevos equipamientos urbanos y centros comerciales alrededor de una plaza o
un parque en cada una de esas cinco centralidades.
La idea propuesta para
dicho corredor por un grupo de profesionales vinculado a la SMP de Cali (la que
se puede consultar en Caliescribe.com, Ed. 383) sería la base para la
organización de la ciudad a partir de sus nuevas localidades y sus viejos
vecinos, Jamundí y Yumbo en sentido Norte-Sur, y en el Este-Oeste, Palmira y
Buenaventura. Por lo que el cruce del par vial de las calles 25 y 26, la
autopista urbana y el tren de cercanías propuestos, con el río Cali y el par
vial por las vías a sus dos costados, sería el nuevo centro de la ciudad, pero
justo al lado del centro tradicional y ligado al mismo peatonalmente,
recuperando el cruce de caminos que caracterizó la ciudad desde su inicio.
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