Es tan incoherente ignorar
los beneficios de una ciudad con menos tránsito, como no ver los inconvenientes
de no contar con buen transporte público y buenos andenes y toque ir por las
calzadas, o que una avenida sin carros es sosa. La conclusión es que, qué bueno
sería poder volver caminar sin peligro por las calles respirando aire limpio y
sin ruido como en un poblado; una ciudad de distritos menos contaminantes,
agradablemente caminables y con un eficiente sistema integrado de transporte
público entre ellos. Es lo que busca un grupo de profesionales en la Sociedad
de Mejoras Públicas, cuyo objetivo pasó de “un nuevo corredor vial” a Un nuevo
eje urbano y regional para Cali.
En medio siglo ningún
proyecto para el espacio entre el par vial 25/26 a lo largo del corredor férreo
sur-norte fue realizado, lo que les exigió un análisis crítico transdisciplinar
y, considerando la sobrepoblación y el cambio climático, una propuesta integral
incluyendo usos del suelo, ocupación, aislamientos y alturas de las manzanas
aledañas. El ferrocarril limitaba a Cali al Oriente y hasta allí llegaban las
inundaciones del Cauca. Ahora podrá ser su eje urbano y regional y acercar sus
extremos, generando nuevas actividades y un nuevo paisaje fruto del contexto
arquitectónico y lo social, cultural y natural, y por tanto geográfico,
histórico, económico, social, lúdico y cultural.
Un plan maestro a largo
plazo para dicho corredor, revisado periódicamente, y así poder adelantar por
separado propuestas puntuales sin que se excluyan mutuamente, a partir de
prioridades en el tiempo y el espacio, pero que permita su pronta arborización
y que no siga siendo invadido. Todo sin tener que adquirir terrenos pues son
del estado, y donde las obras no incomodarían por ser muy amplio, y que por ser
recto y a nivel se facilitaría el trazado, construcción y operación de las
diferentes vías para una movilidad eficiente y más ecoeficiente por su clima
benigno, integrando tren, buses y taxis, con tarjeta única y tarifas según
recorrido, y autos, motos y bicicletas, y finalmente peatones.
Se trata del área
metropolitana conformada por Cali y parte de los municipios vecinos, con
centralidades peatonales compactas, menor tiempo de desplazamiento entre
vivienda, trabajo y estudio, y de consumo de energía, y más interacción social
en el espacio público para una mejor calidad de vida. Centralidades cerca a los
principales cruces transversales, nuevos o ya construidos pero renovados, con
centros escolares, comerciales, deportivos y gubernamentales, y en las manzanas
aledañas a cada lado, vivienda y oficinas en altura, sin tapar brisas ni
vistas. Se unirían los dos lados de la ciudad y se rescatarían áreas en
decadencia usando sus muchos lotes y construcciones abandonadas.
Para que Cali sea de nuevo una ciudad, pues como ya se recordó
aquí que dice Sylvia Patiño, que la ha fotografiado tanto, era mas ciudad
cuando era pueblo (Circulo vicioso, 13/09/2012), es preciso transformar su área
metropolitana en una cadena de distritos, cada uno de ellos especial por
diversas razones. Y para lograrlo es ineludible un alcalde que si sea especial,
no porque se lo crea si no justamente por lo contrario: que sepa que no lo es y
que por tanto tiene que asesorarse con los conocedores del tema, los que
encontrará en las universidades locales, o ya jubilados como los del grupo
mencionado, ya que es un asunto urbano, arquitectónico y paisajístico, y no
sólo de ingeniería; es decir, hacer ciudad.
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