Ir al contenido principal

Cementerios. 20.03.2008

Se entiende que los nómadas dejaran atrás sus muertos y que los cubrieran con piedras para protegerlos de los animales carroñeros. Túmulos que terminaron por señalar su presencia entre los vivos y que después llegaron a ser tan grandes los mas importantes como la Gran pirámide de Keops pese a que nunca fue la tumba del faraón. Los cementerios mismos son coetáneos de las ciudades o, a veces, sus inmediatos predecesores, y muchos aparecieron mucho mas tarde en los arrabales o fuera de los muros cuando ya los difuntos no cabían debajo de los pisos de las iglesias o en sus criptas. Todas las ciudades los tienen y algunos, como el de El Cairo, son como una ciudad. Y los hay muy bellos como el del Père Lachaise o La Recoleta; o el de Montevideo, o el Central en Bogotá, o el de Cali, o el de Manga o el de Manizales, en el que sus tumbas gozan de una espectacular vista sobre el lejano valle del río Cauca. Y están los de los pueblos vallecaucanos, pequeños, austeros y bonitos, que se pueden visitar, antes de ir para quedarse definitivamente, en el bello libro de Sylvia Patiño: Arte y arquitectura religiosa en el Valle del Cauca.
          Cuando nuestras ciudades se extendieron, importamos los parques cementerios. Pero lamentablemente no tienen el espíritu recogido y espiritual de nuestros camposantos tradicionales, ni son útiles como parques, por lo lejanos. En Cali, por ejemplo, toca ser enterrado en los municipios vecinos, pero sin dolientes que nos lleven en hombros, ni carrozas fúnebres tiradas por caballos negros de penachos blancos conducidos por aurigas de sacoleva y sombrero de copa, seguidos de curas, familiares, amigos y plañideras, y Jovita Feijo que no se perdía nada, como aun se veía aquí hace apenas medio siglo. Después, no sin antes el correspondiente debate centrado mas en el futuro de los muertos que en el de los vivos, la moda nos pasó a la cremación. Mas no como la que tan bellamente canto Jorge Salamea en el Sueño de las escalinatas, si no en vulgares hornos como de metalurgia disimulados con pobres arquitecturas como de escenografía de fin de año en el colegio. Simples negocios como desparpajadamente se anuncia en ellos con un pague uno y creme dos.
          Sin embargo en estos tiempos de amenazador cambio climático deberíamos volver al enterramiento. Esta vez en parques de verdad dentro de la ciudad, en donde se nos siembre un árbol encima para que se nutra con lo que resta de nuestra parte de la biomasa, como sencillamente pasaba antes en el campo. De contera visitaríamos frondosas arboledas llenas de vida y no apenas mortales cenizarios. Pero como sin duda las lapidas tienen su encanto de nombres, fechas y oraciones, podrían estar junto a cada árbol. Incinerar cadáveres consume mucha energía, contribuyendo a la contaminación causante del efecto invernadero. Y solo nos quedan unos pocos residuos minerales estériles que ilusamente llamamos cenizas pero que aunque son livianos jamás se llevará el viento. Al menos los crematorios deberían estar en hospitales, clínicas y salas de velación para no tener que trastear con nuestros seres queridos por congestionadas vías que los carros fúnebres congestionan aun mas con su ya en estos tiempos ridícula velocidad de entierro.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Pasos pompeyanos. 05.02.2015

          Ya los romanos los usaban, como en Pompeya, de donde toman su nombre, para cruzar sus calles sin mancharse con la inmundicia y el barro . Pero ahora y aquí, el que se ha dicho que se hará al final del Paseo Bolívar definitivamente es un paso adelante en esta ciudad sin andenes por donde pasear y ni siquiera caminar. Decir que un semáforo allí causará trancones viales es exagerado aunque por supuesto no existirían nunca si estuviera unido con el anterior y el siguiente, generando por la Avenida 2º Norte una “ola verde”, es decir una serie de semáforos coordinados para permitir el flujo continuo del tránsito rodado sobre varias intersecciones en una misma dirección . Pero mejor seria el hundimiento de la Avenida desde el edificio Las Ceibas hasta el Conservatorio, y prolongar el puente peatonal del CAM hasta donde hoy está la Plazoleta de la caleñidad, ya propuestos por Sara María Giraldo, Heinz von Halle y el autor de esta columna en el concurso para la Manzana T´ y re

Equilibrio. 03.06.2020

En la medida en que se hace necesario prolongar el aislamiento es preciso, además de las nuevas excepciones, que se corrijan algunos desaciertos ya señalados en los medios por columnas de opinión, entrevistas e información al respecto, y considerar que la situación es diferente en cada población del país, como lo es la de muchos municipios a los que no ha llegado la pandemia y por tanto la única medida a tomar es impedirlo controlando la entrada y salida de sus habitantes. Que la información que se suministre sea completa, pertinente y debidamente documentada (y no datos inconexos que generan alarma a base de exageraciones) para que sea útil al poder compararla con la de otros países, especialmente con los que se comparten aspectos geográficos, económicos, sociales, culturales y étnicos, como Panamá, Venezuela o Ecuador de los que a excepción de lo de Guayaquil muy poco se ha informado, y casi nada del pertinente ejemplo de Costa Rica. No se ha entendido que a los adultos mayores, sano

La montaña rusa. 27.09.2001

Si; se trata de la ampliación de la Avenida de Circunvalación: una obra sin lugar a dudas torcida. ¿Es que nadie se da cuenta? Curvas que se pegan a otras curvas, en fuerte pendiente. Allí se ignoraron las mas elementales normas del diseño vial. Sus carriles desaparecen o se estrechan como si los carros fueran de caucho. Calzadas para tres carros y medio... como si   fuéramos tontos. ¿Lo somos? Por supuesto su pavimento variopinta, remendado y discontinuo no es lo de menos: ilustra la mentalidad de sus gestores, diseñadores, constructores e interventores. Y la de la opinión pública en Cali que solo se preocupa (los que se preocupan) de que este nuevo esperpento no esté ya terminado.           Para hacer semejante adefesio, financiado, junto con sus inevitables serruchos, con el dinero de los contribuyentes, se talaron muchos árboles del Parque del Acueducto, incluyendo la palma abrazada por la ceiba, y nunca se supo que pasó con los que supuestamente se trasplantaron. Con permiso d