Pensar solo en la delincuencia común deja por fuera el conjunto de la seguridad de las ciudades, lleva a la privatización de su espacio urbano publico y genera “soluciones” que deberían ser solo excepcionales, como prohibir el uso libre de calles, vías, plazas y parques con toques de queda, barreras o retenes. Por lo contrario, la seguridad hay que inscribirla en los temas mas amplios del espacio urbano público y del comportamiento ciudadano en él. Desde luego buena parte del problema se debe hoy a que el pie de fuerza de la policía no es suficiente, pero también a que no es eficiente (por ejemplo, montan retenes previsibles) y a que, vergonzosamente, dan pésimo ejemplo circulando en contravía o sin luces, o pasándose los semáforos en rojo. Claro que hay que apoyar a la Policía Nacional pero críticamente, y preocuparnos por la seguridad pero como un problema urbano. Como, por ejemplo, que hay urbanismos mas seguros que otros, como los barrios tradicionales de calles de paramentos rectos, corridos y sin antejardines ni recovecos, y bien iluminadas.
De otro lado, los accidentes de trafico matan mucho mas que las riñas de fin de semana, la delincuencia común y el narcotráfico, muertes que también ocurren casi todas en las calles. Por eso lo prioritario es el buen uso del espacio urbano público, para lo cual es indispensable su mejor diseño, señalización y mantenimiento (su estado actual es lamentable y peligroso), y aumentar el control policivo en él. En Cali, en todos sus semáforos, dañados o no, visibles o no, siempre hay alguien que se lo pasa en rojo en las narices de todos, y con mucha frecuencia mas de uno, sobre todo las motos, las que muchas veces circulan además en contravía o por los andenes. En esta ciudad, ya lo dijo hace un tiempo Luis Guillermo Restrepo, hacen lo que se les da la gana. Allí, en el mal uso del espacio urbano público por parte de todos, está el verdadero problema de seguridad de la ciudad. Por eso no es apenas un asunto de control policial si no también de buen urbanismo y mucha educación ciudadana.
Pero para la misma habría que contar con un cuerpo de policía propio, civil y técnico, uniformado de policía como en todas partes y no con improcedentes atuendos de tropa de asalto, y que dependa de la Alcaldía, como algunos ya lo han propuesto y existe en casi todo el mundo. Que sea preventivo y no apenas punitivo. Que de buen ejemplo. Que controle efectivamente el transito, y eduque a peatones y conductores haciéndoles cumplir las normas antes y no solo aplicando multas después. Que garantice el buen uso del espacio público, mantenga el silencio de las noches y ayude a los ciudadanos con sus problemas diarios. Que patrulle permanentemente las calles en lugar de atrincherarse en los Cais, como ahora lo hace la Policía, la que dedica buena parte de sus hombres y tiempo a defenderlos del terrorismo. Y desde luego la prevención del crimen debería ser responsabilidad de la Policía Nacional y el Das. Pero es inútil pensar en este tipo de problemas mientras la justicia no termine con los paramilitares, y las Fuerzas Militares no acaben con Las FARC y el ELN, antes de que se vuelva una guerra con los vecinos que irresponsablemente los apoyan.
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