Los que
aquí van en carro recorren siempre la misma ciudad. Al trabajo (si es que
trabajan), al club (a ver la misma gente o a que los vean), al supermercado (a
comprar lo de siempre), al centro comercial
(a ver películas malas), y a donde los amigos de siempre (siempre los
verdaderos amigos). Pero si tienen que
ir por otras rutas descubrirán “ciudades nuevas” ahorrando dólares o euros,
porque son los mismos que van de turismo a Europa y Estados Unidos, y ahora a
China, claro, pero que poco conocen a Cali.
El centro por ejemplo, pese a que es
feo, sucio y lleno de camiones de reparto, taxis amarillos y carros de segunda,
es como un muy interesante y animado zoco árabe, y a pocas cuadras se encuentra
un gran mercado en el suelo, ocupando en un par de cuadras media calzada de la
Carrera 10, como en un pueblo de los de antes de que Don Antonio Nariño, imitando a los revolucionarios
franceses, iniciara en Colombia la costumbre de cambiar las plazas coloniales
por parques republicanos (se salvó la de la Villa de Leyva).
Mas allá hay un sector como
bombardeado en la Segunda Guerra Mundial, y un barrio como de Siria en guerra,
con balazos ocasionales y “ojala” para
todo. Y al sur de la ciudad, si es que no viven allí, pueden toparse con una imitación de Miami,
sin andenes pero con narcotraficantes (o que lo parecen), restaurantes y
almacenes “open” donde se habla español
(aunque sin acento cubano), y se ven toda clase de costosísimos carros que
nunca se ven circular por Cali, pues casi todos están es a la venta (¿Quien los
compra?).
Pero si se les ocurre tomar el bus
turístico (es además mas seguro), se
encontraran con otra Cali que tampoco conocen, porque las ciudades vistas desde
un segundo piso y sin tener que manejar (especialmente en Cali) son
sorprendentemente otra cosa. Incluso Cali, hay que insistir, por que además
aquí no hay andenes por donde caminar con placer y seguridad ¿Será por eso que
ni el Alcalde ni los Concejales caminan por su ciudad, y que el Secretario de
Tránsito se ocupa sólo de los carros, mas faltaba?.
Es conocer otro Parque Panamericano y otro Estadio. La Calle
5ª; la Carrera 10 (con mercado apenas en los andenes), la
Gobernación y la Iglesia de San Francisco (la vieja y la nueva, y se puede
aprovechar para admirar la Torre Mudéjar); la Iglesia de la
Merced; (Falta el Teatro Isaacs, la Plaza de Caicedo y el Teatro
Municipal, al que Gloria Castro invito a bailar a Don Quijote); el Hotel
intercontinental; el Conservatorio; la Avenida Sexta (las caleñas);
Chipichape (hay parada); la Avenida 3ª Norte; la Avenida de las Américas;
el Paseo Bolívar; la Portada al Mar; los Gatos; el Mirador de
Belalcazar (falta la Capilla de San Antonio); la Avenida de los
Cerros; y el Coliseo del Pueblo.
El City Tour es lo primero que hay
que hacer al visitar una nueva ciudad, así no se quiera hacer los que hacen los
demás turistas, y seleccionar los futuros recorridos a pie, que es como se
conocen las ciudades. En Cali, bien vale la pena también para los caleños. Tres horas y veinte minutos para reconocer su
ciudad por solo $12.000.oo, incluyendo niños (y niñas) mayores de cinco años.
Una ganga: el Alcalde, los Concejales, el
Secretario de Tránsito y el de Planeación, por supuesto, lo deberían tomar y
hasta les hacen una rebaja.
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