La bonita quinta
neo colonial (no español californiano como muchas en Cali) del arquitecto Gabriel Villa Housler, levantada
en 1938 por Borrero y Ospina para el señor Luis
Toro, en el Barrio El Peñón, ahora Bien de Interés
Cultural, BIC, de Cali, que dicen que fue
de Jorge Isaacs, gazapo repetido recientemente, por supuesto no es la casa de
la hacienda El Peñón, demolida para dicha construcción, propiedad esa si del
padre del escritor, de quien se dice que compuso allí los últimos capítulos de
María, no “La María”, otro gazapo común incluso en el Valle.
Mas no es apenas
un yerro que por inadvertencia dejan escapar quienes escriben
o hablan de la casa del Peñón, sino ignorancia supina, necia y estólida, es decir, falta de razón, de la ciudad y
su arquitectura. En una fotografía de Alberto Lenis
Burckardt a principios del siglo XX (Retrospectiva
fotográfica del Valle del Cauca, Cali, Carvajal, 1989), se la ve de un piso y parecida a la casa de la
Sierra de El Paraíso o la de La Rita (haciendas que fueron también propiedad
del padre del escritor), todas variaciones de la casa de hacienda del siglo
XIX.
Pero por supuesto
es inadmisible que estén dejando caer la casa actual como pasó vergonzosamente con
Villa Felisa, y ya su estupendo gran jardín posterior había sido talado hace
años en las narices de todos, que por
supuesto ha debido ser adquirido por el Municipio para un parque público y la
casa para un museo. Como se hubiera podido hacer con la hacienda de Cañasgordas
hace medio siglo, y urbanizarla bien, recobrando la inversión y en beneficio de
la casa, por supuesto ¡qué falta de
visión la del Gobernador y el Alcalde de ese entonces!
Mas lo que es ya todo
un chiste, malo además, es el gazapo de las dos casas “coloniales de 1942” que,
como proclama sin sonrojarse un aviso en la radio, se han unido para un novedoso
hotel. Como también el minimalismo (elementos mínimos y básicos, como colores puros, formas
geométricas simples, tejidos naturales, lenguaje sencillo, etc.) de las secciones de propaganda para la venta
de casas y apartamentos, disfrazada de información sobre arquitectura, la que
como si fuera poco se la confunde con su insulsa “decoración”.
Gazapos como
insistir en decir sustentable, tomado del ingles, cuando se pude sustentar
(sostener con razones), con el diccionario, que es sostenibilidad (que
puede mantenerse por sí mismo). O afirmar que el Mio
es un transporte masivo (el que sirve a una gran
cantidad de usuarios) cuando eso sólo es posible con trenes
y si acaso buses biarticulados. O que la movilidad es el tránsito de vehículos
cuando se refiere a todo lo que tiene cualidad
de movible, como los peatones, precisamente, que son
personas que caminan desde niños casi hasta su muerte.
Y
lo que es toda una gazapera es lo de la paz, llena de gazapos, que según la
segunda acepción de la palabra son gente disimulada
y astuta. Por supuesto que desmovilizar a buena parte de las FARC sería un paso
adelante pues permitiría concentrarse en la guerra en las ciudades, en las que
solo los accidentes de tránsito matan mas personas que el conflicto armado en
el campo, y lograr que el estado haga mas presencia en él pero no de la mano de
ministros con evidente conflicto de intereses como el actual de agricultura
¿Otro gazapo?
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