Por fin anuncia la Administración Municipal (con bombos y
platillos) la conformación de un Comité Municipal para la Prevención, Manejo y
Control de Emisión de Ruido en Cali, CMPMCERC. Problema del que
tanto se ha hablado en esta columna hace muchos años, desde una de las primeras
(¡Carajo no pite! 11/8/1999).
Estará integrado por el Dagma, la Policía y las
secretarías de Salud y de Gobierno (El País, Cali 25/06/2014).
El escándalo de los vendedores
ambulantes en el espacio
público
corresponderá a la Secretaría de Gobierno y a la
Policía, y, según explica el Grupo de Impactos Comunitarios del Dagma, se
verificará la legalidad del negocio. Y si el ruido sea generado por un vehículo
(fuente móvil lo llaman) el control
corresponde a la Secretaría de Tránsito, con sanciones que pueden ir hasta su
inmovilización.
A los
establecimientos comerciales se les hará una medición en donde lo reporte la queja respectiva, y en caso de
evidenciarse su impacto ambiental se impondrán medidas, desde el decomiso de
los equipos responsables hasta el cierre definitivo. Pero si el ruido afecta
viviendas adyacentes (por ejemplo por los patios traseros o los muros
medianeros) la medición y el proceso los deberá adelantar la Secretaría de
Salud.
Y en el
caso de los (malos)
vecinos ruidosos en
apartamentos o casas, o que excedan en sus fiestas los niveles permitidos de
ruido, se tratará como un asunto de convivencia que debe ser denunciado a la
Policía (según la Ordenanza 343 de 2012). Pero si el problema es reiterado se recomienda
acudir al CALI de la zona para registrar la queja de manera formal, para que
sea atendida por los Inspectores de Policía de la respectiva comuna.
Desde luego toda esta burocracia y
palabrería lleva a pensar que el pomposo CMPMCERC no
pasa de ser otro ruido de una Administración Municipal que cada dos por tres
promete resolver los problemas del MIO, cuando precisamente la cuestión es que
no es nuestro, pues los contribuyentes sólo pagaron su aun incompleta
infraestructura, mientras sus “quebrados” operadores son dueños de los buses y
beneficiarios de los seguros.
O como ese nuevo reservorio que hará que los cortes de agua “sean
cosa del pasado” como si hubiéramos
olvidado que nos prometieron lo mismo hace unos años con el que ya se hizo,
mientras nada se hace para evitar el uso de agua potable para lavar inodoros,
comenzando por un Acuerdo del Concejo que obligue a instalar en los existentes
la válvula de doble descarga que ya tienen los nuevos hace años.
Mas seguro nuestros ediles no lo encuentran chic (del francés “chic:
elegante, distinguido, a la moda)
y prefieren mas vale dedicarse a cambiar demagógicamente los nombres de los
espacios urbanos, como el de la Plazoleta de la caleñidad (que no es una cosa
ni la otra), o el túnel de la Avenida Colombia (que no es túnel ni allí, sin
poder tener árboles, la Avenida Colombia será un bulevar).
Pero no se calle, haga ruido, comuníquese
con el Dagma a los teléfonos 3508719242 y 6606887, con la Secretaría de Salud
al 5542530 y con la Policía al 112, con todos si es preciso, y denuncie el
ruido. Lograr una ciudad mas apacible, en la que no se confunda el escándalo
con la alegría, es parte de la tan anhelada paz. Tal vez la “bulla” de las
llamadas de muchos ciudadanos logre finalmente el silencio para todos.
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