Ir al contenido principal

El paisaje en la arquitectura. 27.10.2016


          Relieves, climas y vegetaciones generan paisajes distintos, biológicamente vitales y que culturalmente dan identidad y convivencia: paz. La arquitectura se les agrega y los modifica, para bien o para mal. Son historias que cambian poco a poco con las generaciones, o de improviso, como en Cali, quedando paisajes o edificios como únicos testigos. Pero siempre juntos, o revueltos, extrañamente se miran, nombran, analizan, muestran y enseñan por separado.
          Paisajes naturales, si acaso con alguna arquitectura vernácula; rurales, campesinos o agroindustriales extensos y monótonos; suburbanos, cerca a las ciudades; urbanos, o sea los barrios tradicionales y ensanches; centrales, el corazón de las ciudades y su imagen; o históricos como los pequeños y viejos centros fundacionales. Hoy para muchos los paisajes son casi siempre paisajes urbanos y habría que ver su belleza y su papel en la memoria colectiva, y no apenas en la TV.
          Paisajes, ciudades y edificios que cambian diariamente con el paso del Sol, la Luna y las estrellas, y las nubes, la niebla, la lluvia, la brisa o el viento; al amanecer, al medio día y al atardecer. Y a lo largo de las estaciones del año, del invierno blanco por la nieve, la primavera siempre verde, el verano algo amarillo de tanto sol, al otoño pleno de ocres y sienas. Siempre en combinaciones infinitas, y vistos por personas diferentes en momentos distintos de sus coloridas vidas, las que para muchos solo son grises.
          En el paisaje está el zigurat de Ur subiendo al cielo; las Pirámides en el desierto sin fin; la Acrópolis coronando la polis ateniense; las calles de Pompeya o Volubiles apuntando a la vista; las catedrales góticas en las ciudades medievales; subiendo en Roma a San Pedro o en London a Saint Paul's Cathedral; la Alhambra arriba de Granada, o el castillo en Castle Rock en Edinburgh, la Unidad de Le Corbusier en un bosque en Berlín; el Golden Gate Bridge en San Francisco, el Palácio da Alvorada y atrás el lago de Paranoá en Brasilia; o las rojas Torres del Parque en Bogotá, verdes cerros atrás y cielo azul arriba o amenazantes nubes grises.
          Pero igual la arquitectura es el paisaje. El Partenón saliendo de los Propileos; entrando al Panteón, Agia Sofía, San Pedro, a la mezquita de Córdova o a la catedral de México, buscando los dioses; en los claustros medioevales o los de la Alhambra, pues todos los patios son mágicos bajo el firmamento infinito; mirando el ancho pórtico del Altes Museum en Berlin, o el Capitolio Nacional en Bogotá; o el Royal Cresecnt en Bath; o recorriendo el paisaje en el Museu de Arte Contemporânea en Niteroi, o en el Centro Cultural GGM, en Bogotá; o adentro o afuera en la Catedral de Brasilia o en el Guggenheim de Wirght.
          Y hay arquitecturas que enaltecen el paisaje, como Mont Saint-Michel el mar o el skyline en New York; o que lo reemplazan, como en Paris, Venecia, Ámsterdam o Brujas; o se imponen en él como El Escorial o San Felipe en Cartagena o San Carlos de La Cabaña en la Habana; o lo exaltan en Teotihuacán, Tulum, Pachacámac, Machu Picchu; o que lo completan como en Porto, Lisboa, Istambul, Tánger, Rio, Cartagena, Mompox, Villa de Leyva, Santa Fe de Antioquia, Popayán, Caloto, o San Antonio en Cali, que no lo tapan ni lo destruyen sino que lo aprovechan.
          Pero extrañamente en Cali se ignora su muy bello paisaje andino de cerros, cordillera con farallones, y con extenso valle a sus pies, atravesado por ríos que fueron corrientosos (ahora burdamente encajonados como el río Cali). Y en este aun envidiable paisaje se insiste en edificar una arquitectura puramente comercial y ya sin arte, que lo oculta poco a poco y que elimina su variada vegetación, ceñida a técnicas de construir no siempre las mas sostenibles.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Pasos pompeyanos. 05.02.2015

          Ya los romanos los usaban, como en Pompeya, de donde toman su nombre, para cruzar sus calles sin mancharse con la inmundicia y el barro . Pero ahora y aquí, el que se ha dicho que se hará al final del Paseo Bolívar definitivamente es un paso adelante en esta ciudad sin andenes por donde pasear y ni siquiera caminar. Decir que un semáforo allí causará trancones viales es exagerado aunque por supuesto no existirían nunca si estuviera unido con el anterior y el siguiente, generando por la Avenida 2º Norte una “ola verde”, es decir una serie de semáforos coordinados para permitir el flujo continuo del tránsito rodado sobre varias intersecciones en una misma dirección . Pero mejor seria el hundimiento de la Avenida desde el edificio Las Ceibas hasta el Conservatorio, y prolongar el puente peatonal del CAM hasta donde hoy está la Plazoleta de la caleñidad, ya propuestos por Sara María Giraldo, Heinz von Halle y el autor de esta co...

El estado de la cuestión. 21.02.2024

 Se trata de la base teórica sobre la que se sustenta un escrito, o que se rebate en su desarrollo posterior, y que forma parte del mismo. Pero si bien es lo ético en una columna de opinión, debería ser obligatorio en toda propuesta para la ciudad, lo que no suele suceder en Cali en donde cada cuatro años cada nuevo Gobierno Municipal simplemente ignora las propuestas de los anteriores e improvisa otras. Es lo que ahora hay que evitar en el caso del interés actual por el Centro de la ciudad o la propuesta para el Tren de cercanías, la que primero que todo se debería sustentar en la conformación del Área Metropolitana de la ciudad a partir de la que de hecho ya existe. El Área Metropolitana es la que engloba una ciudad principal (la metrópolis) que le da su nombre, y una serie de ciudades dormitorio, industriales, comerciales o de servicios (Wikipedia). Por eso la de Cali no se debe confundir con la región de ciudades del valle alto del rio Cauca, que se extiende de la Virginia a Sa...

Viaje a la arquitectura

  Recorriendo su bello país de la mano de José Saramago (Azinhaga, Portugal 1922-2010 Tías, Las Palmas, España, Premio Nobel de Literatura de 1989) de octubre de 1979 a julio de 1980, es muy grato encontrar a lo largo de Viaje a Portugal, 2022, más de 726 páginas de comidas, bebidas, gentes, paisajes, plazas y parques. Y capillas, iglesias, palacios, castillos y murallas -17 declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco- la gran mayoría muy interesantes para entender, con las palabras de Saramago, en qué consiste lo emocionante que pueden ser, y por qué “la utilidad no es incompatible con la belleza” (p. 450) y que “la arquitectura, sólo por sí, puede hacer feliz a un hombre” (p. 439). Escribiendo sobre la iglesia del Senhor Bom Jesus, en Matosinhos, dice Saramago que su arquitecto, Nicolau Nasoni (San Giovani, Valdarno, Italia 1691-1773 Oporto, Portugal) supo “entender los misterios del granito lusitano, darles espacio para llegar mejor a los ojos, alternando lo oscuro de la...