En las ciudades andinas el relieve quebrado,
entre llanuras, valles y sabanas y la cordillera, determina una topografía que
es parte fundamental de su característica imagen, ya que se asientan tanto en
la parte plana como en sus laderas. De
ahí que su edificaciones siempre miren hacia abajo, al plan, o hacia las lomas,
y sean inevitablemente, en los extremos de la ciudades, parte del paisaje del
entorno campestre y natural.
A continuación cinco ejemplos de
arquitectura en dicho relieve, tan característico del valle del rio Cauca: tres casas aisladas cerca de Cali, un pequeño
condominio de seis viviendas en un suburbio al sur, un edificio pequeño de
siete apartamentos en Miraflores, la remodelación de cuatro casas en un barrio
tradicional, San Antonio, mas una área
verde muy grande junto al centro de Cali.
Es el Parque del Acueducto de San Antonio, el que con el
parque del Mirador de Belalcazar y el de la Colina de San Antonio, conforman
una amplia zona verde de topografía muy quebrada, que es justamente lo que le
da su importancia y peculiar belleza, y lo que divide, al tiempo que junta, sus
tres partes.
Y muy cerca, en el tradicional barrio
San Antonio, una pequeña área de la ciudad mas nada tímida, su plano levemente
inclinado contra la ladera de la cordillera y su característica colina rematada
por la vieja capilla, es básico, como sucede igualmente en cada en una de las cuatro
casas que han sido acertadamente remodeladas en los últimos años, generando
cambios de nivel que animan sus recorridos y cambian la relación con las casas
vecinas.
En Miraflores, un pequeño edificio,
muy respetuoso con las casas al lado, está en un lote inclinado entre dos
calles, presentando un desnivel entre ellas equivalente a tres pisos, lo que
permitió dos semisótanos, uno de ellos para el estacionamiento, y el mas bajo,
contra la casa existente, la que se integra al proyecto, para la zona común y
un pequeño apartamento.
Camino a Buenaventura, el cuarto
ejemplo anunciado al inicio son tres casas de fin de semana, dos a este lado de
la alta cordillera, y una al otro, inmersa en un verdadero mar verde que la
rodea con cerros al frente al otro lado de cañadas y amplios cauces de ríos,
paisajes dominados en primer lugar por su quebrada topografía, y casas a las
que se llega subiendo o bajando .
Y en el pequeño condominio al sur de
la ciudad, un bello y muy verde espacio común de acceso mira decididamente a la
cordillera, y las cubiertas inclinadas de sus casas replican sus marcadas
pendientes, las que se perciben a la distancia, al tiempo que sus terrazas y
azoteas (las simples cubiertas planas son todo un desperdicio) recuerdan el
plan del valle.
Ignorar
la importancia del relieve en los paisajes en muchos edificios “modernos” ha
sido un error tan grave como pasar por alto un clima que no presenta
estaciones, generando una arquitectura postiza, y que no es sostenible ni
contextual. Y desde luego también ha sido el desperdicio de una buena oportunidad
para una arquitectura del lugar, que es por donde comienza una verdadera
arquitectura regionalista.
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