Todos
los intentos de “salvar” el MIO lo único que lograrán es aplazar su
costoso fracaso final, lo que seguro
pasará mientras no se entienda que apenas puede ser un componente mas de un
sistema integrado de transporte masivo público bajo una sola autoridad. Y que
dicho sistema tiene que incluir desde los trenes hasta los andenes por los que
todos sus usuarios tendrán que caminar en algún momento de sus viajes, como al
inicio y al final.
Trenes y andenes que
justamente son sus principales y mas grandes componentes (no los buses solos
por mas articulados que sean) pero absurdamente los mas descuidados en esta
ciudad. La que paradójicamente estuvo a punto de ser la primera en el país en
tener un tren de cercanías (tren ligero lo llamaban) pero proyecto que se dejó
de lado de la mano del gobierno de Andrés
Pastrana dizque por costoso, cuando fue sólo para favorecer un nuevo negocio
para otros.
Al menos
se podría comenzar por poner sendas rutas lineales, norte-sur y viceversa por
el par vial de las calles 25 y 26 con buses biarticulados, pues sólo falta
terminar unas cuadras, lo que impide, es vergonzoso, que funcione correctamente.
Y en realidad aquí ningún par vial lo es de verdad y mucha gente ni siquiera
sabe que se trata de una estrategia de movilidad que consiste en que
los vehículos circulen en un solo sentido y, por otra vía paralela, en el otro.
Y al tiempo que esas nuevas
rutas habría que comenzar a construir andenes de verdad en las vías que lleven
a sus principales paradas, las que por supuesto deben coincidir con los puentes
que pasan sobre el corredor férreo como ya se dijo aquí hace años (27/11/2008). De paso se evitaría que el corredor férreo continúe
siendo una barrera urbana que divide por el medio a la ciudad y que por lo
contrario pase a ser su columna vertebral.
Sin
embargo, lo que la prensa anuncia como gran cosa es que “arranco el pago para
poder circular en Pico y Placa en Cali”,
lo que sólo servirá para abrir otra “ventanilla siniestra” a la
corrupción que campea en la ciudad. E informa que se
realizaron 85 solicitudes la mayoría de ellas de empresas del sector
privado con 10 o 12 vehículos, como compañías que “brindan el servicio
domiciliario de salud”.
¿Se
trata de ambulancias? Será que en Cali estas no están exentas del Pico y Placa,
aunque igual se ha informado que con frecuencia no están ocupadas en la salud
de alguien si no en el negocio de otros. Y en verdad es difícil recordar una ciudad en la
que se oigan tantas sirenas como aquí ni que suenen tan duro ni de manera
continua, día y noche ¿o serán camionetas particulares blancas y con sirena?.
Lo del
MIO fue justamente “un Metro para medir a Cali,”
como se titulaba la tercera de las entregas de la columna ¿Ciudad? (01/06/1998), la que comenzaba
diciendo que “el sistema de transporte masivo dirá mucho sobre lo que es Cali y
lo que será”, y ya se esta viendo lo que fue; mejor dicho, lo que esta ¿ciudad?
sigue siendo pese a todos los intentos de “cambiarle la cara” como si eso fuera
su problema.
Una
ciudad sin norte, que no entienden muchos de los que se fueron a vivir al
lejano sur después de abandonar su fresco y bello occidente y que ignoran un
oriente que no conocen y que está amenazado por la eventual rotura del
jarrillón del río Cauca lo que igual los compromete. El hecho es que “las
elites urbanas de nuestros día no están
interesadas en los asuntos de “su” ciudad” como dice Zygmunt Bauman (Tiempos Líquidos, 2007, p. 108).
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