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¿Salvar? el MIO. 26.01.2017


            Todos los intentos de “salvar” el MIO lo único que lograrán es aplazar su costoso  fracaso final, lo que seguro pasará mientras no se entienda que apenas puede ser un componente mas de un sistema integrado de transporte masivo público bajo una sola autoridad. Y que dicho sistema tiene que incluir desde los trenes hasta los andenes por los que todos sus usuarios tendrán que caminar en algún momento de sus viajes, como al inicio y al final.
Trenes y andenes que justamente son sus principales y mas grandes componentes (no los buses solos por mas articulados que sean) pero absurdamente los mas descuidados en esta ciudad. La que paradójicamente estuvo a punto de ser la primera en el país en tener un tren de cercanías (tren ligero lo llamaban) pero proyecto que se dejó de lado de la mano del gobierno de Andrés  Pastrana dizque por costoso, cuando fue sólo para favorecer un nuevo negocio para otros.
            Al menos se podría comenzar por poner sendas rutas lineales, norte-sur y viceversa por el par vial de las calles 25 y 26 con buses biarticulados, pues sólo falta terminar unas cuadras, lo que impide, es vergonzoso, que funcione correctamente. Y en realidad aquí ningún par vial lo es de verdad y mucha gente ni siquiera sabe que se trata de una estrategia de movilidad que consiste en que los vehículos circulen en un solo sentido y, por otra vía paralela, en el otro.
Y al tiempo que esas nuevas rutas habría que comenzar a construir andenes de verdad en las vías que lleven a sus principales paradas, las que por supuesto deben coincidir con los puentes que pasan sobre el corredor férreo como ya se dijo aquí hace años (27/11/2008). De paso se evitaría que el corredor férreo continúe siendo una barrera urbana que divide por el medio a la ciudad y que por lo contrario pase a ser su columna vertebral.
            Sin embargo, lo que la prensa anuncia como gran cosa es que “arranco el pago para poder circular en Pico y Placa en Cali”,  lo que sólo servirá para abrir otra “ventanilla siniestra” a la corrupción que campea en la ciudad. E informa que se realizaron  85 solicitudes la mayoría de ellas de empresas del sector privado con 10 o 12 vehículos, como compañías que “brindan el servicio domiciliario de salud”.
¿Se trata de ambulancias? Será que en Cali estas no están exentas del Pico y Placa, aunque igual se ha informado que con frecuencia no están ocupadas en la salud de alguien si no en el negocio de otros. Y en verdad es difícil recordar una ciudad en la que se oigan tantas sirenas como aquí ni que suenen tan duro ni de manera continua, día y noche ¿o serán camionetas particulares blancas y con sirena?.
            Lo del MIO fue justamente un Metro para medir a Cali,” como se titulaba la tercera de las entregas de la columna  ¿Ciudad? (01/06/1998), la que comenzaba diciendo que “el sistema de transporte masivo dirá mucho sobre lo que es Cali y lo que será”, y ya se esta viendo lo que fue; mejor dicho, lo que esta ¿ciudad? sigue siendo pese a todos los intentos de “cambiarle la cara” como si eso fuera su problema.
Una ciudad sin norte, que no entienden muchos de los que se fueron a vivir al lejano sur después de abandonar su fresco y bello occidente y que ignoran un oriente que no conocen y que está amenazado por la eventual rotura del jarrillón del río Cauca lo que igual los compromete. El hecho es que “las elites urbanas de nuestros día no están interesadas en los asuntos de “su” ciudad” como dice Zygmunt Bauman (Tiempos Líquidos, 2007, p. 108).

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