En
Cali cada vez hay más preocupación por la comida y la bebida, el agua potable,
el aire, la movilidad y la seguridad pero, infortunadamente, muy poco sobre el
lugar en donde justamente se come, bebe, baila, respira y camina: la ciudad. Y
mucho preocupa el desenfoque al respecto de las autoridades, las que no parecen
entender que con unos andenes mas amplios llanos y arborizados se solucionaría
en buena parte lo de la inseguridad, la movilidad y la contaminación del aire;
y que la gente que camina suele ser menos obesa y mas sana; y las calles más bellas.
Gente
caminando por las calles es lo que mas anima las ciudades y lo que les da
seguridad: por eso el Centro de Cali es tan inseguro por la noche pues queda
tan desocupado que asusta. Y es todo un despropósito que los comensales de los
restaurantes de San Antonio no quieran dejar sus carros en sus casas y llegar
en taxi o caminando por sus calles y beber mas vino, en vez de apenas comer,
aunque sea el mas caro del mundo; o que no se haga un parqueadero subterráneo
por concesión debajo de las calles del Parque del Perro, y así en otros
lugares.
El
que haya mas gente que pueda llegar por buenos andenes y ciclovías al trasporte
colectivo de la ciudad, implica menos carros particulares andando, casi siempre
con sólo el conductor y si acaso un pasajero, y por lo tanto una mejor
circulación y menos contaminación del aire. Serían andenes mas fáciles de
vigilar pues concentrarían mas peatones que además podrían colaborar mejor a su
propia protección. De ahí que no sobre insistir en que primero que todo hay que
hacer andenes y ciclovías, pues con menos carros es mas fácil poner en las
calles buses articulados que lleven a un tren de cercanías.
La
salsa, el fútbol y los carros ocupan la prensa, y de la comida y vinos hay
paginas enteras y deliciosas columnas de opinión como la de Sofy Arboleda que
habla de su entorno cultural. Pero de la ciudad solo lo peor que pasa en ella:
asesinatos, asaltos, robos, violaciones, abusos a mujeres y niños, y del
artefacto urbano apenas hay propaganda engañosa. Qué falta hace que se escriba
más sobre su urbanismo y arquitectura, como ya lo hacen Ramiro Varela y Carlos
Botero en Caliescribe.com, y lo debería hacer la Sociedad Colombiana de
Arquitectos.
Menos
mal que sobre el agua y la energía si se escribe, como Nicolás Ramos que
insiste hace años en el problema del abastecimiento para Cali, o los que divulgan
el uso de energía solar. Porque respecto a la movilidad solo se informa,
acríticamente, sobre los palos de ciego de unas autoridades que aún no
comprenden que el MIO apenas puede ser un componente ¿menos? de un verdadero
sistema integrado de transporte público, SITP, como lo confirma Miguel Charry
de la Sociedad de Ingenieros del Valle del Cauca (El País 01/10/2017) y viene
insistiendo esta columna desde 1998
(Un Metro para medir a Cali).
“El sistema de transporte masivo
dirá mucho sobre lo que es Cali y lo que será. El Metro es civilizador […]. Sin
embargo, casi todos los que existen son subterráneos y por lo tanto costosos.
Por eso en Cali el Metro será de superficie o no será; al menos por muchos
años, posiblemente demasiados años. Por fortuna existe el viejo corredor férreo
que atraviesa por el medio a la Cali de hoy. Utilizarlo permitirá que el Metro
sea recto y a nivel, lo que redundara en una sencilla y económica construcción,
que no perturbara tanto a la ciudad, y en unos bajos costos de mantenimiento y
operación.”
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